5.1.23

(Artículo) ¿Por qué los anarquistas se vuelven fascistas?

 


 

–¿Hay muchos fascistas en tu país?

–Hay muchos que lo son y no lo saben. Pero se darán cuenta cuando llegue el momento

Ernest Hemingway.

 

No es difícil caminar por las calles de cualquier gran ciudad donde las movilizaciones son particularmente recurrentes y encontrar grafitis diciendo “comunismo la otra cara del fascismo”, “Vivan las comunidades zapatistas, muera el subcomediante StalinMarcos”, “Feminazis traidoras” o alguna de sus tantas variaciones siempre acompañadas por la proverbial (A), muchos sabemos que desde hace largos años diversos movimientos anarquistas le han declarado la guerra a las organizaciones izquierdistas bajo la consigna de destruir al “verdadero enemigo” de los oprimidos que como afirman estos anarquistas no son los fascistas reales sino unos imaginarios fascistas rojos, bajo esta retorcida lógica estos anarquistas pretenden demostrarse como los únicos y verdaderos antifascistas, los auténticos “antifas”.

Lo cual, no deja de ser irónico debido a que el propio termino surgió originalmente como Antifaschistische Aktion con el mismo símbolo que he se vuelto famoso en el mundo de las banderas rojas y negras dentro de un círculo, la iniciativa fue del Partido Comunista Alemán (KPD en sus siglas originales) en los años treinta como oposición obrera contra los matones uniformados de camisas pardas cuando recorrían las ciudades alemanas aterrorizando a sindicalistas, judíos, “desviados” sexuales, inmigrantes, izquierdistas reformistas y revolucionarios, todo en nombre de la patronal alemana.

Si bien los primeros antifascistas propiamente aparecieron en Italia para enfrentarse a Mussolini y sus matones uniformados de negro es gracias a los esfuerzos del KPD que el termino antifascista tal y como lo conocemos se convirtiese en algo reconocible en el resto del mundo.

La historia del antifascismo es amplía y libros enteros se han escrito al respecto, la Guerra Civil Española es el ejemplo más romántico tanto de lo que fue como de lo que pudo haber sido, donde miles de voluntarios de todo el mundo dieron vida a las Brigadas Internacionales en defensa de la Republica y el Frente Popular.

Fue el Frente Popular el que demostró que bien o mal todas las izquierdas pueden solucionar sus problemas al menos para enfrentarse a su enemigo común… al menos por un tiempo, al menos lo suficiente para resistir por un tiempo la ofensiva.

Pero no todos son felices con este arreglo, no para todos y no siempre es posible conciliar la lucha común contra el fascismo con sus ideales, muchos en la izquierda española llegaron a la conclusión que el Frente Popular había llegado demasiado lejos, su izquierdismo reformista que buscaba un capitalismo con rostro humano les impidió aceptar la realidad que el fascismo pretendía destruirlos a todos sin excepción.

Pero también en el otro sector de la izquierda había problemas, los más ultras de los ultras, los más revolucionarios entre los revolucionarios no aceptaron cualquier tipo de compromiso con el resto de sus compañeros de izquierda, este “todo o nada” los llevó a enfrentamientos fratricidas con el resto de las izquierdas ¿No fueron organizaciones como la FAI-CNT quienes formaron patrullas en los Pirineos donde asesinaron a más de mil voluntarios que pretendían unirse a las Brigadas Internacionales simplemente porque la mayoría de ellos eran comunistas?

Estas no son calumnias de comunistas españoles o de la inteligencia soviética, en México estos actos son conocidos porque los propios anarquistas se jactaron de ellos en sus libros publicados tras el exilio español, no fueron los únicos en mencionarlo, no pocos de los voluntarios mexicanos en aquella guerra narran en sus memorias el profundo asco que sentían por los anarquistas que patrullaban las fronteras entre Francia y España cazando a cualquier antifascista que no fuese anarquista ¡el propio Juan Miguel de la Mora, un incondicional adversario desde la izquierda contra el stalinismo mexicano y español en sus memorias sobre los años que pasó luchando contra el fascismo afirma que una de las peores vergüenzas para el bando antifascista fueron estas patrullas de fanáticos!

En realidad, el anarquismo siempre ha sido así, sectario, encontrando a su enemigo en la derecha sino en el resto de las izquierdas. Por largos años ¿no hemos visto por años como muchos anarquistas critican al zapatismo y lo consideran “una convención de reformistas”? o incluso “una organización orientada a la tiranía de las masas”.

Y este frenético impulso por enfrentarse a sus adversarios de izquierda en más de una ocasión los lleva a coquetear con el enemigo de la extrema derecha. Transcribo este pasaje de las memorias de Abad de Santillan, uno de los principales lideres de la Federación Anarquista Ibérica:

A pesar de la diferencia que nos separaba, veíamos algo de ese parentesco espiritual con José Antonio Primo de Rivera, hombre combativo, patriota, en busca de soluciones para el porvenir del país. Hizo antes de julio de 1936 diversas tentativas para entrevistarse con nosotros. Mientras toda la policía de la República no había, descubierto cuál era nuestra función en la F. A. I., lo supo Primo de Rivera, jefe de otra organización clandestina, la Falange española. No hemos querido entonces, por razones de táctica consagrada entre nosotros, ninguna clase de relaciones.

Ni siquiera tuvimos la cortesía de acusar recibo a la documentación que nos hizo llegar para que conociésemos una parte de su pensamiento, asegurándonos que podía constituir base para una acción conjunta en favor de España. Estallada la guerra, cayó prisionero y fué condenado a muerte y ejecutado. Anarquistas argentinos nos pidieron que intercediésemos para que ese hombre no fuese fusilado. No estaba en manos nuestras impedirlo, a causa de las relaciones tirantes que manteníamos con el gobierno central, pero hemos pensado entonces y seguimos pensando que fué un error de parte de la República el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera; españoles de esa talla, patriotas como él no son peligrosos, ni siquiera en las filas enemigas. Pertenecen a los que reinvindican a España y sostienen lo español aun desde campos opuestos, elegidos equivocadamente como los más adecuados a sus aspiraciones generosas. ¡Cuánto hubiera cambiado el destino de España si un acuerdo entre nosotros hubiera sido tácticamente posible, según los deseos de Primo de Rivera!

Así es, literalmente, no figurativamente una de las figuras más importantes del anarquismo español afirmaba que el error de la FAI-CNT no era el de haberse aliado con los falangistas, el movimiento fascista “anticapitalista y obrero” que se definía como “nacionalsindicalista” donde los medios de producción se sindicalizarían y se administrarían de forma “autogestionaria”… por supuesto que los principales financiadores de esta organización eran la Italia fascistas, el clero y la oligarquía  española con el objetivo de desarrollar tácticas de terror contra la izquierda española.

Esto no sucedió, los resultados de esta alianza están en el territorio de la ficción histórica, lo menciono para dejar en claro que en su momento un sector del anarquismo español considero viable aliarse con el sector “izquierdo” del fascismo.

Años después, en las protestas del Maidan Ucraniano ocurrió algo interesante, lo que en algún momento se consideró posible se volvió realidad: anarquistas y neonazis lucharon juntos contra sus enemigos en común.

Grupos como “Resistencia Autónoma” o “La Guardia Negra” lucharon junto a organizaciones abiertamente fascistas como “Sector Derecho” contra la policía ucraniana para después unirse a grupos como el Batallón Azov.

Esto mismo fue denunciado por otros anarquistas en el ciberespacio, muchos de ellos indignados por la convivencia de anarquistas con paramilitares que emplean parafernalia de las SS, aunque otros los justificaron afirmando que se aliaban con el mal menor contra los “comunistas” de las “Republicas Bolcheviques” o contra el “zar rojo” que gobierna desde el Kremlin.

Eventualmente, con el tiempo el mismo fenómeno comenzó a aparecer en nuestras geografías, en diferentes ciudades capitales junto al área metropolitana que la rodea varios militantes izquierdistas han detectado un patrón de colaboración informal de anarquistas con grupos fascistas locales contra ellos, a quienes los anarquistas llaman “fascistas rojos”, otros han denunciado como entre muchos antiguos miembros de bloques negros o fanzines libertarios desencantados del anarquismo y su falta de resultados se han integrado de forma individual a grupos neofascistas mexicanos como el Yunque, FREENA, el Frente Nacionalista de México, Nacionalismo Social Mexicano, Revolución Identitaria, Conferencia Política de Acción Conservadora, corrientes juveniles neofascistas dentro del PAN, o más comúnmente en los diferentes colectivos de skinheads neonazis que pululan en las diferentes ciudades del país que forman el amplio y fragmentado escenario donde crece la ultraderecha mexicana.

En las redes sociales de la izquierda mexicana se han vuelto comunes bromas en Facebook del tipo “tu compa que antes era anarquista y ahora es morenazi” o post de varias páginas con contenido izquierdista ya no temen meter a fascistas y anarquistas dentro del mismo saco.

Pero ¿Por qué sucede esto?

Algunas organizaciones comunistas han elaborado análisis para responder este fenómeno, se centran mayormente en el anticomunismo histórico por parte de amplios sectores del anarquismo o hacen arqueología epistémica sobre el origen del anarquismo dentro de la filosofía capitalista, pero en realidad creo que la respuesta es más simple: se trata de identidades tribales.

Tanto el anarquismo como el fascismo pueden ser fácilmente descritos como ajenos a cualquier prudencia y moderación, todo lo que ofrecen son fetiches por la violencia y romantizar instintos y discursos anti-intelectuales.

Ambos movimientos si bien se encuentran en espectros completamente opuestos en la escala tradicional izquierda/derecha, “conservadurismo/progresismo” o “autoritario/antiautoritario” la verdad es que tanto el anarquismo como el fascismo absorben las retoricas y tácticas de las diversas organizaciones socialistas, pero colocando en su lugar sus propias ideas ¡con decir que varias conocidas consignas de varios grupos políticos tienen su origen en las consignas de las movilizaciones socialistas! Por ejemplo, el movimiento socialista grita en las marchas “lucha lucha lucha, no dejes de luchar, por un gobierno obrero, campesino y popular”, según varios viejos izquierdistas a los cuales les pregunte esta consigna ya existía al menos desde la huelga en la UNAM en el 99 y tiene su origen en las organizaciones comunistas y zapatistas universitarias, pues al menos desde 2012 tanto anarquistas como fascistas han tomado los versos, el estribillo y el ritmo de esta consigna pero modificado la letra para que se adecue a su ideología ¡ni siquiera intentan crear sus propias consignas! Esta aparente necesidad de luchar contra las organizaciones feministas, zapatistas y marxistas es compartida por fascistas y anarquistas, no tanto por ideología, sino porque instintivamente saben que son ellos el verdadero muro de contención para hacer realidad sus enfermizos sueños.

Y este es el punto principal.

Feministas, zapatistas, ecologistas, sindicalistas, comunistas, y un largo etcétera buscan crear organizaciones amplias, de masas, de base, con proyectos, estrategias y calendarios. La iconoclastia y el fetiche de la violencia de los anarquistas y fascistas no puede competir con este tipo de proyectos, por eso su oposición estática que parte siempre desde el irracionalismo y la acción directa. Por ello siempre se oponen con más fuerza a estas ideologías y sus organizaciones que al propio Estado ¿Qué dicen al respecto los propios anarquistas?

Tanto la socialdemocracia armada como la electorera ha puesto el alarido en el cielo al ver anonadados el incremento de la contestación anárquica y la reapropiación de las calles como lugar de lucha –Esas mismas calles que habían sido usurpadas y acaparadas (durante décadas) por la simulación opositora, por la protesta baladí, por la manifestación estéril y la inútil formulita “marcha-mitin-plantón”, siempre manipulada por los partidos políticos electoreros (o partidos de vanguardia en vías de volverse electoreros) y las organizaciones clientelares (¡perdón! quisimos decir sociales), con sus acostumbrados “pases de lista”, sus reiteradas consignas vacías y su “comisión negociadora”.

Todxs los lidercillos de la izquierda se han quedado atónitos al verificar el ensanchamiento de la insurrección anarquista, al comprobar la contundencia de la confrontación ácrata, al presenciar la extensión de la revuelta cotidiana contra todo lo existe y, sobre todo, al confirmar que nuestra lucha no es recuperable; al quedar convencidos que esa inmensa marea de jóvenes iconoclastas que enfrentan cara a cara a los cuerpos represivos en la lucha callejera, junto a esos grupos de afinidad que se multiplican en la oscuridad cómplice haciendo tronar la pólvora e iluminando la noche con el fuego liberador, no se embelesan con sus cantos de sirena porque no respetan líderes, mandos ni mesías, porque no se inclinan ante iluminados, porque no se tragan sus discursos demagógicos ni sus promesas a futuro, porque no se suman a sus “programas de lucha” ni a sus “proyectos transformadores”.

Ellos mismos aceptan que su apego al anarquismo no se sustenta en una transformación radical de la sociedad sino en el placer que encuentran en la violencia anónima, su impulso no proviene de intentar solucionar problemas concretos sino simplemente de explotar las luchas de otras organizaciones para aprovechar el desorden y así obtener sus 5 minutos de adrenalina y violencia. ¿No hay una descripción muy parecida con el fascismo?

Pero su hechizo no reside tan solo en parecer revolucionarios sin serlo realmente, es algo más primitivo: tanto el anarquismo como el fascismo buscan el dinamismo por encima de la introspección y la autocrítica, su conjunto de ideas se expresa desde los resentimientos emocionales más que en análisis racionales, son atrevidos y extravagantes porque las personas buscan diferenciarse de los demás, ser únicos, originales y si en el camino han de depender de poses, hombres de paja o consignas atemporales o vagas que así sea. Y esa es la raíz de su atractivo.

La mayoría de las personas que se sienten seducidas por estos grupos no lo hacen porque estén dispuestas a luchar hasta la muerte. Se unen porque son solitarios y quieren sentirse parte de un grupo; porque son frágiles y son atraídos por los discursos de “poder sin límites”, “libertad sin consecuencias” o “desatar su naturaleza salvaje”, porque son débiles, pero quieren fingir ser fuertes, porque están llenos de odio contra sí mismos y prefieren hace que otros sean castigados por ello, pero también porque tienen miedo a ser insuficientes e insignificantes.

Entonces, incluso aunque comparten enemigos tanto el fascismo como el anarquismo no son lo mismo, decir eso es estúpido, son muy diferentes en sus tesis políticas, sociales y económicas… pero al final del día atraen a perfiles similares de jóvenes frustrados, perdedores ridículos y pusilánimes que se enamoran de ideologías basadas en las formas más que en el contenido, con estéticas radicales pero con consignas vacías como “contra toda autoridad” o “mi honor es la lealtad”, se sienten atraídos porque ahí encuentran impunidad, identidad, protección y emociones fuertes, es en esas organizaciones donde encuentran el ser parte de un grupo, un equipo, una tribu… y ya sabemos lo que las tribus hacen con los extraños.

Es por eso que al final del día tantos anarquistas no encuentran tan terrible colaborar con fascistas o chaquetean rápidamente al fascismo, lo mismo con tantos fascistas, les es muy fácil reivindicar ideas anarquistas o incluso modificar o citar famosas frases anarquistas, lo hacen simple y sencillamente porque no han superado la madurez emocional de un adolescente.

Y como ellos hay miles de jóvenes, esperando su oportunidad de descargar sus frustraciones contra todos.

Redacción|Rosario Jiménez

 

 

 

Bibliografía

Abad de Santillán, D. (1975). Por qué perdimos la guerra. Editorial Almuzara.

Mora, J. M. d. (2005). Solo queda el silencio. Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Payne, Stanley (1985). Falange. El fascismo español. Madrid: Ediciones Ruedo Ibérico.

Hemerografía

Ucrania: Posiciones internacionalistas y escisiones en los grupos anarquistas | Donbass antifascista. (s. f.). Donbass antifascista | Blog de apoyo a la resistencia antifascista y revolucionaria social en la cuenca del Don y los pueblos de Ucrania. https://donbassantifascista.noblogs.org/post/2015/02/03/ucrania-posiciones-internacionalistas-y-escisiones-en-los-grupos-anarquistas/

Lxs anarquistas y la guerra. (s. f.-b). CrimethInc. https://es.crimethinc.com/2022/02/15/lxs-anarquistas-y-la-guerra-perspectivas-antiautoritarias-en-ucrania

México: Las malignas carcajadas de unos espíritus muy libres o ¡No nos defiendas compadre que la Anarquía sabe defenderse sola! https://es-contrainfo.espiv.net/2013/11/18/mexico-las-malignas-carcajadas-de-unos-espiritus-muy-libres-o-no-nos-defiendas-compadre-que-la-anarquia-sabe-defenderse-sola/

 

 

29.7.22

Pueblos de Oaxaca se reúnen para resistir el despojo de sus territorios



En la región del pueblo Chontal, pueblos y colectividades de distintas partes de esta geografía se han reunido para prepararse y resistir al despojo de sus territorios.

El objetivo era realizar una asamblea en torno a la pregunta ¿Qué sigue?, un cuestionamiento que se han planteado desde el Congreso Nacional Indígena, conformado por las disidencias de los pueblos originarios de México, quienes no confían en la llamada Cuarta Transformación, ni mucho menos en las políticas desarrollistas.



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Fuente|Avispa Midia