Podemos definir como medio de
comunicación el instrumento o forma de contenido por el cual se realiza
un proceso de trasmisión de información. Pueden ser medios de
comunicación de masas, los cuales están dirigidos al público en general,
o los medios de comunicación interpersonales, como puede ser el
teléfono.
Pero es en los medios de información de
masas donde nos queremos centrar, y es aquí donde podemos preguntarnos:
¿Qué nos quieren contar y cómo nos lo van a contar?
En España, los principales medios de
comunicación de masas pertenecen a élites económicas que están ligadas a
los principales partidos políticos del país. Tras años de “democracia” y
sucesivos gobiernos del PSOE y el PP, ha quedado demostrado que ninguno
de estos partidos tiene orientación ideológica, ya que solo se dedican a
crear cargos para que los amigos de los cabezas visibles puedan
parasitar sin trabajar ni producir, asegurarse un buen retiro y velar
tanto por sus intereses, como por los de los empresarios, la alta
nobleza y los grandes bancos. Así pues, ya que los términos “izquierda” y
“derecha” han sido abolidos del panorama político electoralista desde
la Transición, no tiene sentido llamar a ningún tipo de medio de
comunicación de izquierdas o de derechas. Estos medios solo obedecen a
las directrices de los partidos según los intereses de los mismos en
cualquier momento, y de los bancos que posean acciones en las grandes
empresas de la comunicación.
Un ejemplo muy claro de toda esta mafia
banco-partido-medio es el grupo PRISA (Promotora de Informaciones,
Sociedad Anónima), relacionada directamente con el PSOE, cuyo principal
accionista es Liberty Acquisition Holding, empresa perteneciente al
multimillonario Nicolas Berggruen, defensor aférrimo de la Unión Europea
capitalista y creador del consejo de los 21, formado por personajes tan
célebres como Tony Blair, relacionado con la guerra de Irak, Felipe
González, que gobernó España durante 12 años trayendo la reconversión
industrial o el trabajo precario a través de las Empresas de Trabajo
Temporal, o Mario Monti, actual primer ministro tecnócrata italiano.
Además, han entrado en PRISA HSBC, Grupo Santander, La Caixa o
Telefónica (que adquiere bonos de la compañía por un valor de 100
millones de euros).
Así pues, ningún medio relacionado con
el grupo PRISA (Cadena SER, El País, etc.) va a poder dar nunca una
información de “izquierdas”, sino al contrario, crean una opinión
pública cercana a los intereses de todos sus accionistas.
Otro curioso ejemplo es Mediaset, grupo
de comunicación creado en España en marzo de 1989 cuya actividad se
centra en la producción y exhibición de contenidos televisivos. Mediaset
es del grupo Fininvest, propiedad del famoso y controvertido
expresidente italiano Silvio Berlusconi. Esta empresa genera contenidos
para canales como Tele5 o Cuatro. Un 15 por 100 del capital social de
Mediaset en España es de PRISA. El presidente actual de Mediaset España
es Alejandro Echevarría, cuya familia está relacionada con el Grupo
Correo, perteneciente este a Vocento, todos ellos relacionados con el
PP.
Esto es una prueba, como tantas otras
que existen, de que los medios de comunicación en España están
relacionados entre todos y que la gran mayoría de ellos no son ni
siquiera españoles, sino que su capital procede de intereses de otros
países, cuya principal intención es sostener la estructura económica
capitalista occidental, y la idea de la unión económica y política
europea, la cual está haciendo estragos en todos los países europeos y
que, como siempre, es la clase obrera la que los está sufriendo (altos
índices de paro, trabajo precario, generaciones de jóvenes sin
oportunidades, suicidios, etc.).
Este paradigma social nos hace ver que
los medios de comunicación están en manos de las clases dominantes, y
que son un instrumento que usan para sus propios intereses. Además,
actualmente los medios de comunicación han evolucionado y se han
convertido en objetos de consumo. Cualquier persona se vuelve
consumidora de medios de comunicación. Con una finalidad de
entretenimiento, va pasando nuestra existencia enfrente de cualquier
canal de televisión o leyendo cualquier revista, solo por mera diversión
o para pasar el tiempo, escuchando música, o cualquier programa de
radio mientras se está trabajando, adquiriendo los valores que vemos
reflejados y que consideramos más reales y verídicos, que lo que pasa
directamente en nuestra calle o en nuestro barrio.
Las funciones de los medios de
comunicación de masas, por tanto, aunque ciertos sociólogos puedan decir
que están desfasadas, se pueden explicar en varios puntos:
1.- La función de vigilancia:
La desproporcionada demanda, cada vez más inmediata, de información al
momento hace que las grandes agencias de noticias e información estén
constantemente pendientes de todo aquel acontecimiento o suceso morboso
que pueda llamar la atención, intercambiando noticias con otros canales
de información en un flujo continuo de datos sobre el mundo en el que
vivimos. Esto forma redes de vigilancia constante de estas empresas
hacia todo aquello de lo que puedan sacar rentabilidad económica.
2.- La función de adjudicación de estatus:
Todos los medios de comunicación confieren estatus a determinadas
personas, asuntos públicos, organizaciones o movimientos sociales. Según
el interés económico o social pretendido por los dirigentes en la
sombra, tanto de la política, como de la economía, ponen a tal o cual
persona como cabeza visible de diversas políticas, o como símbolo de
cualquier institución que se precie. Así, los consumidores de
información centran su atención hacia el individuo señalado y pueden
adorarle, mofarse o despreciarle, desviando así su atención de los
principales responsables de los problemas económicos o sociales que
machacan de forma constante a la clase obrera. Así como se puede hacer
con tal o cual persona, también puede adjudicarse estatus a los
movimientos sociales que actualmente están surgiendo, pudiendo dar más
importancia a unos, por los diversos intereses políticos y sociales que
pudiesen tener, acallando al resto, para que así no se divulgue ningún
tipo de reivindicación que pudiese dañar al sistema.
3.- La función de presión para la aplicación de normas sociales:
Para analizar esta función, hay que saber quién está en potestad de
aplicar las normas sociales. Podemos suponer que no son los pobres
precisamente, quienes tienen capacidad de aplicar esta presión.
Históricamente han sido los que poseen la fuerza y la riqueza, sobre los
que son sometidos: las mayorías étnicas sobre las minorías, la gente
mayor sobre la gente más joven o simplemente, dentro de una sociedad
patriarcal, el hombre sobre la mujer. En este caso, son las personas que
ostentan el poder, las fuerzas de la ley y el orden, la Iglesia y todos
aquellos que pueden imponer definiciones de moralidad a otros. Estos
son los que usan a los medios de comunicación para etiquetar a todos
aquellos contrarios al interés económico y social de los poderosos,
aplicando las normas sociales que respeten todo su estatus económico,
social y no se interpongan en sus intereses. Así pues, un político, un
cura, un policía o un periódico, puede tachar a varios jóvenes de un
entorno de clase baja como desviados, y que estos sean tratados como
indignos de confianza y condicionarlos a conductas agresivas, hasta que
los mismos se definan como desviados, marginales o cualquier otra
etiqueta, hasta que reproduzcan este rol. Pero nunca la voz de cualquier
trabajador o excluido podrá tener relevancia en ningún tipo de medio de
comunicación de masas, ni podrá tener relevancia en la crítica hacia la
estructura económica y social. Además, a nivel de control de población,
al bombardear constantemente con estigmas, como la delincuencia
juvenil, las violaciones, las drogas, los asesinatos, los abusos
sexuales, violencia policial, etc., tanto a nivel nacional, como
internacional, la alerta social y el miedo crecen, haciendo a la
población más sumisa y apática.
4.- La función de transmisión de la cultura:
Cada persona, cada municipio o cada región tiene unos valores
culturales determinados. Algunos de ellos son rentabilizados para sacar
beneficios y otros son desechados. Son estos rentabilizados los que
tienen la prioridad en los medios de comunicación de masas, después de
los objetos de consumo de la industria del espectáculo. Espectáculos de
sangre y tortura, como la tauromaquia, en la que hay muchos intereses
económicos tanto de grandes ganaderías, como de otros empresarios
relacionados con estos eventos, ocupan las páginas de diversos diarios
españoles. Prostitución, música comercial carente de contenido, deportes
de unas pocas élites de grandes empresarios que mueven millones de
euros, pueden llegar a ser el contenido de cualquier medio de
información. Canales de televisión como Divinity, destinado a mujeres,
en el que se trasmiten valores sexistas y patriarcales, convirtiendo a
la mujer en un mero objeto obsesionado por las compras o la estética, u
otros como Energy, que trasmiten valores también patriarcales dirigidos a
los hombres, con un contenido alto en machismo, autoritarismo y
violencia. Revistas que, al igual que los canales mencionados, solo
degradan a la mujer como mero objeto sexual y al hombre como ser
dominante. En definitiva, valores y cultura alienante, ocio dirigido y
objetos de consumo divulgados por los dueños del capital para crear
seres que satisfagan una necesidad inmediata creada solo para el
consumo.
5.- La función narcotizante:
esta es más una disfunción que una función, haciendo referencia a que
la avalancha de contenidos, imágenes, sonidos y cualquier otro tipo de
información de manera constante a lo largo del tiempo adormece, nos
resta capacidad crítica y nos lleva a una condición de superficialidad,
en que no somos capaces de indagar en ningún tipo de tema.
Prensa obrera y autogestionada
Prensa obrera y autogestionada
Aun antes de la llegada de la I
Internacional a España, ya existía prensa obrera como principal medio de
comunicación libre y autogestionado, sin dependencia de ningún partido
ni de ningún tipo de empresa, con la intención de contraponerse a la
prensa escrita editada por la burguesía. En el siglo XIX, los medios de
comunicación de masas ya servían como medio de manipulación y de
justificación de la penosa realidad social que sufría la clase obrera en
Europa y América (insalubridad, hacinamiento, trabajo esclavo,
explotación de menores, etc.). Su principal consumidor era la clase
media-alta, la cual podía tener acceso a la educación a través de la
Iglesia.
Algunos periódicos y revistas
autogestionados y libres durante el siglo XIX fueron: La Federación,
Espartaco, El trabajador, La Asociación, La Unión Obrera, Acracia,
Tierra y Libertad, etc. Los objetivos de estos medios eran:
-La trasmisión de ideas y el debate continuo de las mismas.
-Información sobre los acontecimientos
dentro del movimiento obrero, lejos de la manipulación de partidos,
gobiernos y empresarios.
-La trasmisión de valores culturales libres, la educación y la formación integral del individuo para potenciar su autonomía.
La trasmisión de conocimientos a la
clase obrera se hacía principalmente en los sindicatos y en los ateneos
libertarios, así como en las escuelas racionalistas. El periódico
Solidaridad Obrera, creado en 1907, después de la reorganización del
movimiento obrero antiautoritario en España, fue portavoz del sindicato
Solidaridad Obrera en Cataluña, embrión de la Confederación Nacional del
Trabajo. Este mismo periódico continuó siendo el portavoz de la
Confederación Regional de Cataluña después de la creación de la CNT.
En Pleno Nacional de Regionales en 1932 se decidió que la anarcosindical poseyese un órgano propio de expresión llamado CNT, nombre elegido en contraposición al diario conservador ABC. El primer número vería la luz el 14 de noviembre de ese mismo año.
En Pleno Nacional de Regionales en 1932 se decidió que la anarcosindical poseyese un órgano propio de expresión llamado CNT, nombre elegido en contraposición al diario conservador ABC. El primer número vería la luz el 14 de noviembre de ese mismo año.
El periódico Tierra y Libertad, aunque
ya existió desde 1888 como semanario o como suplemento de La Revista
Blanca, años después reapareció como semanario en 1930, editado por la
Federación Anarquista Ibérica, siendo diario en el periodo
revolucionario desde 1936 a 1939.
Actualmente, desde las organizaciones
libertarias y autogestionadas, seguimos editando revistas y periódicos
con los objetivos de trasmitir la realidad social y la problemática de
la clase obrera, la trasmisión de valores culturales libres de
autoritarismo, la pedagogía, el análisis de la realidad económica y
social, y el constante debate para nuestra construcción integral como
individuos únicos y autónomos. Destacan entre estas publicaciones el
CNT, órgano de expresión de la Confederación Nacional del Trabajo, de
tirada mensual; Solidaridad Obrera, órgano de expresión de la
Confederación Regional de Cataluña y Baleares, federada a la CNT, de
tirada bimestral; Tierra y Libertad, periódico anarquista mensual
editado por la FAI, y El Fuelle, órgano de expresión de la Federación
Ibérica de Juventudes Libertarias, de tirada semestral.
Para contrastar visiones y distintas
realidades en otras partes del mundo, se puede observar la eclosión de
prensa autogestionada y libertaria en América Latina, donde existen
multitud de publicaciones, como El Libertario en Venezuela, Organización
Obrera de la FORA-AIT, El Libertario de la FLA (ambos de Argentina), o
Cuba Libertaria.
Otros tipos de medio de comunicación son
las radios libres y comunitarias en contraposición a los canales
comerciales de radio, que ejercen una función idéntica a los periódicos o
la televisión. Este tipo de radios existen a lo largo y ancho de
España, donde también están compuestas por o participan anarquistas, y
se divulga nuestro trabajo diario y nuestra perspectiva económica y
social, así como el fomento del diálogo entre trabajadores, los
principales afectados en cualquier temática económica y social,
contrarrestando los programas de las radios comerciales llenos de
tertulianos que ladran sin decir nada. Algunos programas de radio son
Erre k Erre en Radio Vallekas los domingos, en emisión abierta, donde se
da voz tanto a las luchas laborales, como a las vecinales y sociales; o
el programa Solidaridad Obrera, realizado por los compañeros de la CNT
Valencia en Radio Malva.
En definitiva, comunicación hecha y
soportada económicamente por trabajadores para trasmitir su voz a toda
la clase obrera, rompiendo con la narcotización a la que somos sometidos
diariamente por el bombardeo continuo de información y publicidad de
las grandes empresas capitalistas, las cuales solo ven en nosotros meros
objetos de consumo y de ganancia, reforzando su posición en la
jerarquía social y su función de control y sometimiento.
Grupo Anarquista Tierra (FAI)g.tierra@yahoo.es
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