Cuando en el año 2006, luego del operativo policiaco contra los
campesinos de Atenco, se dictó la sentencia a Ignacio Del Valle, líder
del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, que lo condenaba a 112
años en prisión, él, con una fortaleza digna de mencionarse, respondió:
“Del tamaño de la sentencia, de ese tamaño es su miedo”. El desalojo de
los profesores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación (CNTE), ocurrido el pasado 13 de septiembre, es también un
reflejo del miedo gubernamental a la sostenida e inquebrantable
resistencia de los maestros.
El despliegue policiaco, la “toma”
del Zócalo, la soberbia de Osorio Chong, pretenden mostrar a un gobierno
fuerte y capaz de asumir todo costo político con el fin de imponer, a
cualquier precio, la reforma educativa según los mandatos de la OCDE.
Tras la careta de fuerza que busca, sin duda, generar desmovilización
entre las filas de la CNTE y de la población mexicana, existe el temor
de Peña Nieto de no cumplir con la agenda que, antes de asumir la
presidencia, le fue impuesta por los organismos económicos
internacionales. El gobierno encabezado por el golden boy de
Atlacomulco, se encuentra tambaleante en cuanto a la aplicación de las
reformas estructurales. El efecto CNTE, la firmeza de los profesores,
juegan en contra de sus deseos.
Para el “nuevo” PRI, todo iba viento en popa, sin una sola borrasca. El Pacto por México
no encontró resistencia verdadera al imponer la reforma laboral,
tampoco al reformar-porque éste es quien decide y no el Congreso-, las
leyes sobre telecomunicaciones. Peña Nieto lograba, gracias al amasiato
que sostiene con los medios de comunicación, mostrarse como un político
sereno, que escuchaba a la “oposición” y revirtiendo, en buena medida,
la negativa imagen con la que arribó a la presidencia. Se desplegó
entonces una sostenida campaña mediática en la que México avanzaba, en
la que había preocupación por los pobres y los desnutridos cuyo
programa, La cruzada contra el hambre, era el adalid de la nueva
época de beneficios para el pueblo mexicano. Todo en un lecho de rosas.
Pero se encontró con la CNTE, y el panorama cambió en definitiva.
La
resistencia magisterial, obtuvo ya no pocas victorias. La primera de
éstas es haber cuestionado de fondo la iniciativa de reforma educativa,
mostrando asimismo a un gobierno ciego, sordo, e incapaz de resolver los
conflictos a través del diálogo. La imposición de la reforma educativa
fue mediática, y existía un amplio consenso en la “evaluación” hacia los
profesores. El documental De panzazo y otros instrumentos,
allanaron el camino para que la reforma educativa contara con la
legitimidad suficiente entre la población mexicana. El movimiento de la
CNTE, rompió esa inercia y generó un debate real sobre las consecuencias
de la reforma.
Las marchas, los bloqueos, y el plantón en el
Zócalo, mostraron a los profesores como un contingente organizado,
disciplinado, y cohesionado capaz de hacer temblar al país desde el
norte hasta el sur del territorio. La lucha magisterial, lejos de
decrecer, aumentó. La estrategia del desgaste, implementada por el
gobierno federal, fue derrotada; y derrotada fue también la táctica de
la provocación previamente montada el primero de septiembre. Los
diálogos con la Secretaría de Gobernación (donde Osorio Chong y los
suyos ofrecían, irónicamente, promesas de diálogo en el futuro)
sirvieron también para dejar en claro que los intransigentes no eran los
profesores, sino los funcionarios gubernamentales. Después, las
movilizaciones del 4 y 11 de septiembre asumidas incluso por
contingentes que nunca se habían manifestado, demostraron que la
movilización magisterial estaba, cada vez más, tomando tintes de
generalización en el país entero. Nadie puede negar, aunque mucho lo
intenten los voceros del gobierno, que la CNTE frenó la original reforma
fiscal que se aprestaban a imponer y puso en entredicho la aprobación
de la reforma energética. Estos elementos ayudan a entender por qué el
gobierno mexicano decidió el desalojo del Zócalo. El corazón político
del país, bajo el control de la CNTE en estas fechas simbólicas,
significaría un golpe quizá más duro que el asumir el costo político de
un operativo “quirúrgico” como el ocurrido el viernes pasado.
Si
el objetivo del gobierno mexicano era, a través del miedo, las
tanquetas, los helicópteros, las aprehensiones, derrotar la insurgencia
magisterial, parece que fracasó. Los mentores de la CNTE, se han
reagrupado en el monumento a la Revolución; la indignación de distintos
sectores no se ha hecho esperar; y ya se prepara una jornada de lucha
arropando las demandas de los profesores para la próxima semana. Incluso
en este contexto represivo, que debe denunciarse constantemente, el
gobierno no sale fortalecido.
Parafraseando la frase de Ignacio Del Valle, bien vale decir: “Del tamaño del operativo, de ese tamaño es su miedo”.
José Arreola
Rebelión
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