El subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, precisó que una adolescente de 15 años recibió un impacto por arma de fuego y realizó un recuento de los disturbios generados en 350 puntos a lo largo del país durante el fin de semana.
Desde la noche del sábado hasta la madrugada del lunes se totalizaron 280 detenciones, 182 de ellas en Santiago, la capital, detalló Ubilla
“El país no resiste más este tipo de situaciones“, comentó el funcionario del Interior, quien instó a los ciudadanos “a la cordura” para que este tipo de actividades conmemorativas no culmine con resultados lamentables.
En la madrugada del sábado se generaron los disturbios que se extendieron hasta el comienzo de este lunes. La mayoría de los desórdenes se registraron en barrios periféricos y en varios puntos del centro de Santiago.
Rodrigo Ubilla informó que “130 mil hogares” quedaron sin luz en las 18 comunas de Santiago a raíz de las concentraciones populares que ocasionaron también algunos daños a propiedades públicas y privadas.
El domingo, se conmemoró un año más del golpe de Estado y de la muerte del presidente Salvador Allende con una marcha que inició de manera pacífica y culminó con incidentes en los alrededores del cementerio general cuando un grupo de encapuchados se enfrentó con la policía del lugar.
Los manifestantes lanzaron piedras y palos a los agentes de seguridad, quemaron neumáticos y otros objetos y atacaron a algunos periodistas y fotógrafos desplegados. Las autoridades policiales lanzaron chorros de agua y gas lacrimógeno para dispersarlos.
La violencia del fin de semana dejó además una unidad de transporte público destruida y cinco vehículos dañados.
El 11 de septiembre de 1973, un comando encabezado por el general Javier Palacios asaltó La Moneda (casa de Gobierno), por órdenes de Augusto Pinochet, jefe del Ejército. Luego de intensos enfrentamientos en la mencionada casa gubenamental y en zonas cercanas el presidente Allende decidió suicidarse al verse cercado por los militares.
Después del asalto, Pinochet asumió la Presidencia de facto hasta 1990, cuando recibió el poder Patricio Aylwin, después de 20 años sin celebrarse elecciones democráticas en Chile.
Tras de la muerte de Allende se desató una ola de violencia represiva sin precedentes, sobre todos los barrios populares que fueron ocupados militarmente.
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