27.9.12

El otro Linux, el adinerado.

Durante mucho tiempo me rehusé a usar alguno de los teléfonos “inteligentes” tan de moda hoy en día; sin embargo hace unas semanas tuve que cambiar mi anterior equipo, que sencillamente se negó a continuar prestando un buen servicio.
Decidido a “entrar a la modernidad”, revisé los modelos disponibles al alcance de mi presupuesto. Descarté de inmediato todos aquellos que usan un sistema operativo “privativo”, lo que en resumidas cuentas significó adquirir un teléfono equipado con Android.
Android es como todos sabemos un sistema operativo creado por Google bajo dos tecnologías base: el kernel Linux y su propia implementación de Java (Dalvik) y se considera “Libre”.
Confieso mi completa ignorancia para operar y personalizar este tipo de aparatos, así como también el “ecosistema Android”. Había escuchado de la tienda de aplicaciones y de algunas otras monerías; así que tan pronto quedo en mi poder el modelo elegido, me dispuse a descargar alguna que otra chuchería.
Para quienes estamos familiarizados con el Centro de Software de Ubuntu, la tienda de Android (Google Play) resulta bastante familiar; por ejemplo hay aplicaciones gratuitas y aplicaciones de pago, cuando se realiza una búsqueda aparecen montones de resultados totalmente indeseables, y prácticamente nunca aparecen en un cómodo orden alfabético (¿quién copió a quién?). Por lo que después de un rato abandoné la tienda y desde mi PC de escritorio busqué las aplicaciones que me pudieran interesar.
Lo verdaderamente interesante ocurrió una vez que comencé a instalar aplicaciones gratuitas. ¡Sorpresa, casi todas ellas están plagadas de anuncios! Esto al más puro estilo de las hasta ahora olvidadas aplicaciones “Ad Aware” de W$, eso sí, con algunas diferencias notables, la mas es que muchos de los anuncios “invitan” a instalar otras aplicaciones gratuitas. Seguramente mi lógica es muy pobre, pero fuera de satisfacer la vanidad propia de los programadores no le veo objeto comercial.
Debo suponer que en cuanto a las aplicaciones que tienen un costo, Google se queda con un porcentaje de la venta, de la misma forma que ocurre en la tienda de Apple, la futura tienda de W$ 8 y claro, en Ubuntu.
El Ad Aware es desde mi punto de vista un mal completamente innecesario. Simplemente no me quiero imaginar que al ejecutar por ejemplo GIMP (que ya no es parte de la instalación básica de Ubuntu), apareciera un cintillo invitándome a instalar Pidgin (igualmente gratuito), sugiriéndome viajar por tal o cual línea área, o peor aún instándome a comprar el Maya de Autodesk, como: “el mejor complemento para tu actividad de diseño”.
Entiendo que Canonical use el Centro de Software para hacerse de recursos financieros, y creo que todos aquellos que estamos convencidos y comprometidos con el Software Libre, debemos en la medida de las posibilidades económicas de cada quien, al menos de vez en cuando soltar algo de plata para contribuir tanto con la Distribución, como con los proyectos detrás de las aplicaciones. Que como es bien sabido siempre están escasas de fondos. Pero de eso a tener un escritorio con anuncios comerciales hay un abismo.
Ubuntu (y todas las otras distribuciones gratuitas) deben encontrar, y pronto, un nuevo modelo para hacerse de recursos, No puedo creer todas vayan a poderse sostener con la venta de servicios de soporte técnico al estilo de Red Hat (ahí está el ejemplo de Mandriva), y eso sin contar los cientos de proyectos de software libre que necesitan con urgencia fondos y que mal se la pasan con alguna que otra esporádica donación.
Los usuarios deberíamos estar pensando y proponiendo nuevas estrategias, sin importar que tan locas o disparatadas puedan sonar, a lo mejor alguna de ellas resulta un filón de oro.
Para no ser solamente un bocón más aquí mi sugerencia: Habría que añadirle al Centro de Software de Ubuntu en la descripción de cada aplicación libre y gratuita un botón para hacer donaciones, creo que sería muy válido que Ubuntu se quedará con un porcentaje de cada donación que llegara a los proyectos por esta vía, que de otra forma tal vez no recibirían nada.
No vaya a ser que como se dice por acá: “a falta de pan, tortillas” y las distribuciones y los proyectos de software libre terminen copiando el modelo del “Linux adinerado” o incluso se vean sustituidas por este primo rico.

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