Todos
hemos tenido en alguna ocasión una “Ilusión”, conforme pasan los años
las ilusiones que a mí me correspondían en esta vida, se fueron
descartando una a una con una facilidad asombrosa, pronto me daría
cuenta de que no sería astronauta, presidente, futbolista o por lo menos
abogado (de esto último me alegro mucho) entonces desde muy temprana
edad me di cuenta que lo mío era hacer
los mandados; siempre de señoras flojonas que se apoltronaban en su sala
a ver la TV y me requerían para ir por sus tortillas, pan, o cualquier
otra misión posible.
La vida siempre me ha tratado como un ejemplo formidable de la rareza, pues en aquella ocasión ese pareja de vecinos acudieron a mí – un imberbe esclavo de las propinas – para que acudiera a “La Ilusión” y les trajese un algo que obedecía al nombre de “Jhony Walker”… mientras por el camino ya me saboreaba una paleta de tamarindo como recompensa, sin saberlo la ridiculez se asomaba de nuevo a mi existir…
Me he dado cuenta que es importante leer por donde caminas, tomar nota de las referencias urbanas para no perderte, en esta ocasión fui víctima de mi falta de pericia para moverme en la colonia, en las pocas ocasiones que salíamos de regreso a la guarida de los que seriamos conocidos como los “pichurris”, el camión le pedíamos que nos bajase en la “Ilusión”, entendía yo que así se nombraba la papelería que estaba en la esquina de esa venida.
Ese día el pichurris menor (el que esto escribe) fue requerido cerca del medio día por unos vecinos que poco solicitaban mis servicios, mi fama de mandadero había trascendido la calle y el mensaje fue que el Esposo de la señora Martha, necesitaba mis rápidos oficios.
Con una sonrisa alegre, me recibe para pedirme que fuese yo a la “Ilusión” y le trajera lo que me había anotado en un papelito, raudo y veloz como era, me lanzo por el mandado en la nota decía “Jhony Walker 3/4”… en mi inocencia (que aún conservo) no había notado (desde hace años que vivíamos ahí) que el Negocio de la “Ilusión” estaba en frente de la papelería referida y que era una vinatería… ¡Oh fatalidad!
Con el tumbao que tenemos los guapos al caminar, entro a la papelería y le muestro mi mensaje que decía “Jhony Walker ¾”, ingenua igual que yo la muchachilla pregunta:
Ella: ¿y eso que es?
Yo: No sé me imagino que una biografía.
Ella: ¿y lo de ¾?
Yo: Me imagino que de cartoncillo blanco, tú dámelo y si es otra cartulina ahorita regreso y me la cambias
La chica regresó con un aire de fracaso y en los labios su negativa.
Ella: No en la Biografías, no hay ningún Jhony Walker, solo te doy la cartulina
Yo: ¿Como NO?.. búscale bien es más trae tu archivo y te ayudo, debe de estar en la “J”, debe de ser un Héroe gringo, dije con cierto aire de autoridad.
Y así empezó nuestra travesía, había Juan Escutia, Jhon F. kenedy, Jhon Lenon, Javier Mina, pero ningún chingado “Jhony Walker” después como de 20 minutos, inicio el regreso un poco incómodo ya que al no completar la misión la propina disminuía, en fin, toco la puerta y se asoma el Don con una cara de gusto, después de decepción, al explicarle que no había ni biografía ni monografía ni nada que hubiese con el nombre de “Jhony Walker”, solo opte por traerle sus tres cuartos de cartulina blanca.
Fue por su explicación en medio de risas que me enteré que la “ilusión” nunca fue la papelería que yo creí, sino un expendio de bebidas ¡¡¡PINCHES BORRACHOS!!! Desde ese día abandone el oficio de IBM.
Por ese entonces las niñas ya me empezaban a gustar y en la escuela había llegado una niña hermosa de nombre Ivette, fue en esa ocasión en que decidí tratar de quedar bien con ella y aventarme un trompo con el güero (no más para apantallarla), ese día termine en la dirección castigado.
A la fecha no se quien sea “Jhony Walker”, me enteré por otros métodos y amistades que era un Wiskhey… prometo que seguiré investigado.
Por esos tiempos aciagos me enteré de que la “Ilusión” no era lo que yo creía y se borraba de mi lista de posibles oficios el de boxeador… pero eso se los contaré en otra ocasión.
La vida siempre me ha tratado como un ejemplo formidable de la rareza, pues en aquella ocasión ese pareja de vecinos acudieron a mí – un imberbe esclavo de las propinas – para que acudiera a “La Ilusión” y les trajese un algo que obedecía al nombre de “Jhony Walker”… mientras por el camino ya me saboreaba una paleta de tamarindo como recompensa, sin saberlo la ridiculez se asomaba de nuevo a mi existir…
Me he dado cuenta que es importante leer por donde caminas, tomar nota de las referencias urbanas para no perderte, en esta ocasión fui víctima de mi falta de pericia para moverme en la colonia, en las pocas ocasiones que salíamos de regreso a la guarida de los que seriamos conocidos como los “pichurris”, el camión le pedíamos que nos bajase en la “Ilusión”, entendía yo que así se nombraba la papelería que estaba en la esquina de esa venida.
Ese día el pichurris menor (el que esto escribe) fue requerido cerca del medio día por unos vecinos que poco solicitaban mis servicios, mi fama de mandadero había trascendido la calle y el mensaje fue que el Esposo de la señora Martha, necesitaba mis rápidos oficios.
Con una sonrisa alegre, me recibe para pedirme que fuese yo a la “Ilusión” y le trajera lo que me había anotado en un papelito, raudo y veloz como era, me lanzo por el mandado en la nota decía “Jhony Walker 3/4”… en mi inocencia (que aún conservo) no había notado (desde hace años que vivíamos ahí) que el Negocio de la “Ilusión” estaba en frente de la papelería referida y que era una vinatería… ¡Oh fatalidad!
Con el tumbao que tenemos los guapos al caminar, entro a la papelería y le muestro mi mensaje que decía “Jhony Walker ¾”, ingenua igual que yo la muchachilla pregunta:
Ella: ¿y eso que es?
Yo: No sé me imagino que una biografía.
Ella: ¿y lo de ¾?
Yo: Me imagino que de cartoncillo blanco, tú dámelo y si es otra cartulina ahorita regreso y me la cambias
La chica regresó con un aire de fracaso y en los labios su negativa.
Ella: No en la Biografías, no hay ningún Jhony Walker, solo te doy la cartulina
Yo: ¿Como NO?.. búscale bien es más trae tu archivo y te ayudo, debe de estar en la “J”, debe de ser un Héroe gringo, dije con cierto aire de autoridad.
Y así empezó nuestra travesía, había Juan Escutia, Jhon F. kenedy, Jhon Lenon, Javier Mina, pero ningún chingado “Jhony Walker” después como de 20 minutos, inicio el regreso un poco incómodo ya que al no completar la misión la propina disminuía, en fin, toco la puerta y se asoma el Don con una cara de gusto, después de decepción, al explicarle que no había ni biografía ni monografía ni nada que hubiese con el nombre de “Jhony Walker”, solo opte por traerle sus tres cuartos de cartulina blanca.
Fue por su explicación en medio de risas que me enteré que la “ilusión” nunca fue la papelería que yo creí, sino un expendio de bebidas ¡¡¡PINCHES BORRACHOS!!! Desde ese día abandone el oficio de IBM.
Por ese entonces las niñas ya me empezaban a gustar y en la escuela había llegado una niña hermosa de nombre Ivette, fue en esa ocasión en que decidí tratar de quedar bien con ella y aventarme un trompo con el güero (no más para apantallarla), ese día termine en la dirección castigado.
A la fecha no se quien sea “Jhony Walker”, me enteré por otros métodos y amistades que era un Wiskhey… prometo que seguiré investigado.
Por esos tiempos aciagos me enteré de que la “Ilusión” no era lo que yo creía y se borraba de mi lista de posibles oficios el de boxeador… pero eso se los contaré en otra ocasión.
Ruben Tupa (Facebook)
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