14.3.13

(Un año más de su muerte) Marx vigentes pese al largo transcurrir de los años

Carlos Marx no llegó a conocer la época del imperialismo, la última etapa del capitalismo, por lo que no pudo estudiar y utilizar en sus doctrinas los notables y cambiantes fenómenos que provocó en las sociedad mundial esta fase mucho más desarrollada y agresiva de ese sistema de explotación del hombre por el hombre.

El genio había nacido en Tréveris, Alemania, el 5 de mayo de 1818 en el seno de una familia de la clase media de origen judío, y murió antes de cumplir los 65 años, en Londres, el 14 de marzo de 1883.

Filósofo, historiador, sociólogo, economista, escritor y pensador, es el padre teórico del socialismo científico y del comunismo, por las profundas doctrinas que sobre estos sistemas elaboró junto a Federico Engels, y hoy es considerado una figura histórica clave para entender la sociedad y la política.

Según consta en varios de los innumerables estudios que sobre su vida y obra se han publicado, en su juventud Marx realizó estudios superiores de Derecho, pero los abandonó para dedicarse a los de Filosofía, materia en la cual obtuvo el grado de Doctor en 1841, con apenas 23 años de edad.

Entre 1842 y 1844 el joven pensador participó en diversas tertulias filosóficas, se vinculó con el movimiento denominado “Jóvenes Hegelianos”, seguidores del afamado filósofo alemán Hegel, y en colaboración con uno de los líderes de este grupo, el filósofo Bruno Bauer, editó la Gaceta Renana, de la cual llegó a ser redactor jefe.

Esta publicación fue muy pronto censurada, por lo que Marx marchó al exilio en París y fundó junto a Arnold Ruge, vinculado también a los “Jóvenes Hegelianos” la revista Anales Franco-Alemanes, de la que fue director, aunque por poco tiempo ya que el gobierno francés la cerró ante las presiones de los prusianos.

En 1844 ocurrió en París un suceso trascendental en la vida del joven Carlos Marx, pues en ese año conoció y entabló una ejemplar amistad y cooperación con Federico Engels, quien se convertiría en lo adelante en su principal colaborador científico y, además, le brindaría en varias ocasiones apoyo económico. También en la capital francesa se relacionó Marx con otros relevantes pensadores socialistas como Pierre-Joseph Proudhon, Louis Blanc y Mijail Bakunin, y al afamado poeta alemán Heinrich Heine.

Es en esta época en la cual escribió sus importantes reflexiones teóricas en varios cuadernos de trabajo, publicados póstumamente con el título de “Manuscritos económicos y filosóficos”, que junto al Manifiesto Comunista, redactado en colaboración con Engels, y El Capital, forman parte esencial de la obra del gran pensador y revolucionario alemán.

El contenido político de sus artículos periodísticos le ganó fama de revolucionario, y provocó su expulsión de Francia. Establecido en Bruselas, fundó la Liga de los Comunistas y se declaró “apátrida, ateo y revolucionario”.

Luego del periodo revolucionario de 1848 y la publicación del Manifiesto Comunista en coautoría con Engels, se trasladó a Colonia, donde organizó un nuevo diario, "Nueva Gaceta Renana”, que tuvo una gran aceptación de inmediato, pero pronto su publicación fue prohibida por el gobierno renano.

A partir de ese momento Marx se enfrasca en la escritura de una de sus obras fundamentales, El Capital, que elaboró en las salas de lectura del Museo Británico. El primer volumen de esta monumental obra sólo vería la luz en 1867, luego de 18 años de trabajo.

Por estos años Marx participó, además, en la organización y fundación de la Primera Internacional, el 28 de septiembre de 1864, conocida como la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), en la cual tuvo a su cargo la redacción del Llamamiento inaugural y participó en la elaboración de sus estatutos y otros documentos.

Tras la derrota de la Comuna de París de 1871, que significó un duro golpe para la Internacional, Marx se retiró de la lucha política y se dedicó a continuar escribiendo su obra.

Durante su intervención en la III Conferencia Internacional "La obra de Carlos Marx y los desafíos del Siglo XXI", efectuada en La Habana en mayo de 2006, Ricardo Alarcón de Quesada, miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, expresaba en torno a la forma en que los revolucionarios deben nutrirse en la actualidad de la obra del genial pensador alemán:

“Asumir su obra, por encima de cualquier otra consideración, como fuente de inspiración y guía para quienes como él queremos no sólo interpretar acertadamente el mundo, sino sobre todo transformarlo luchando hasta alcanzar el socialismo.

“No se trata de encontrar en sus textos citas que parezcan útiles al análisis de la realidad contemporánea, del capitalismo tal cual es hoy día, algo de lo que él no se ocupó ni habría podido proponérselo.

Nuestra obligación, es valernos de su ideología toda, y desde ella construir una teoría y una práctica que corresponda con esa realidad y contribuya a transformarla”.

Toda vez que la gigantesca obra intelectual y revolucionaria de Carlos Marx estuvo por entero encaminada a combatir a los explotadores y en favor del proletariado y de los más desposeídos en todo el mundo, es hoy y será por siempre, con las adaptaciones que en cada lugar imponen las transformaciones de los nuevos y venideros tiempos que él no conoció, una fuente imperecedera de inspiración y enseñanzas para todos los pueblos del mundo.

Hernán Bosch

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es preciso mencionar la incapacidad que representa tomar la ideología toda de Marx al día de hoy, y es precisamente por que no nos llega pura en ningún sentido, sino que a lo largo del tiempo, y sobre todo con la existencia de la Unión Soviética, tenemos una lectura que se acerca a diversas perspectivas del movimiento revolucionario, o bien desde la engreída academia, una de esas lecturas es considerar que hay en Marx una filosofía de la historia, es decir un desarrollo lineal histórico de la humanidad donde parece que nos acercamos al fin de la historia con el comunismo, esto fue alimentado en las discusiones ortodoxas promovidas por los Partidos Comunistas pro URSS, es necesario extender una crítica a estas perspectivas, romper los esquemas de estructuras y abocarnos a un pensamiento crítico que tome en cuenta el devenir social de sociedades alternativas donde los esquemas de las clases sociales se vuelven inoperantes.