“¿Y en tu jardín pequeño cabe una vida más?
Claro que cabe, una vida que quisiera
Entonces sembremos “Esperanza” creo que la necesitaremos…
¿Porque crees que necesitaremos esperanza?
Porque nunca será suficiente si la aprovisionas para los tiempos difíciles…”
GSG/RT
Por: Sup Tupa
La neblina que en el camino – ya de por si complicado – se cernía a su
paso impedía un avance rápido, de vez en vez la hojarasca de la vereda
por donde transitaban, ocasionaba que el calzado resbalara – en algunos
botas en otros huaraches – y no pocas veces los miembros de la columna
estuvieron a punto de caer, todos con plásticos negros se cubrían a modo
de impermeable, dejando entrever de manera ocasional el cañón del
fusil, que acomodado a los ritmos de la marcha apuntaba hacía el suelo,
lodoso e incierto, la tarde perdía luminosidad para dar paso a la noche y
el punto de concentración aún era lejano, pocas eran las conversaciones
en la ruta ya trazada.
Una ventisca anunciaba el rumor a
invierno, el cual no se logra distinguir cuando se está en la serranía,
la mayoría ya acostumbrados a estos procesos le veían con las sonrisas
de solidaridad y de vez en vez le permitían un descanso breve, el tipo
de suelo y su textura tan natural, el aire que les circundaba tenía una
gratitud para quien lo aspiraba, la vereda se perdía entre la maleza y
árboles de tamaño descomunal que les protegía de los vigías.
La
llegada al punto de encuentro después de varias horas de camino al que
lo antecedieron otros tantos días de rutas complicadas, fueron
compensados por una porción de café, que sin duda todos agradecieron,
revisando su mochila encontró que el material escrito estaba seco y
creyó que los círculos de estudio en la ciudad carecían de fuerza si no
habías tomado la decisión que hace meses él acepto.
Siempre se
refería a los ahora que son sus compañeros como: “esos que son”, siempre
tan amables, tan humanos, las mentiras que los medios los colocan como
bandidos y desalmados se desmoronan, al compartir solo la charla que
suele ser habitual en esos rumbos “no puedes construir un mundo nuevo
con los viejos vicios”, así empezó esa anoche que aún tenía impregnada.
Con el pocillo de metal en las manos que a su vez me trasmitía la
temperatura que abatía el frio de la ya noche, con el fusil de lado, se
dictó la orden de protección al campamento, los más veteranos cumplieron
por esa noche con la labor.
Con el cansancio y la mochila a
cuestas crearon las condiciones para que los propios plásticos sirviesen
como techos improvisados y contener el efecto de la llovizna que no
cesaba y fue esa noche que se convenció de la decisión de hace muchos
meses.
Alimentarse de sueños para borrar las pesadillas…
Todos los que ahí se concentraron poseían historias que tienen un hilo
que conduce a la misma dirección, la impunidad, la ineptitud, la
injusticia que se promueve desde los más altos niveles y esos
responsables hoy aparecen en la televisión convencidos de la presunta
minoría numérica que es todo el país, la historias de horror que les
convocaron, son tan similares, tan desgarradoras; el Compañero Manuel, a
media voz con un calma que asombra nos relató su historia.
“Fueron los militares quienes con ese aire de supremacía que les da el
tener armas, quienes se llevaron a mi hija, mi niña de tan solo 15 años
quien la vinculaban de pertenecer a eso grupos que ellos mismos solapan,
era solo una niña, su cuerpo fue encontrado… la voz se le quebró y no
volvió a hablar”
Creer que otro mundo es posible, suele ser
atacado por los poseedores de “la verdad”, ninguno de ellos volvería ser
el mismo sin que despojados de su ropajes de defensores del régimen
estuviesen tan expuestos, como los miles que fuimos despedidos,
olvidados por el sistema que necesita nuevos engranes para que funcione,
somos desechables para este régimen oligárquico.
Y así durante
horas en voz baja se fueron reconociendo hasta que les ganó el
cansancio, a primera hora la labores empezaron, me sentí esperanzado,
mientras los maestros dan su lucha en las calles, creo que el mensaje
final fue claro los que ahí acudimos por convicción en esos rincones de
la sierra esos a los que yo llamo “esos que son” nos indicaron no perder
la esperanza, la vamos a necesitar.
“Un mundo diferente no puede
Ser construido por personas
Indiferentes…”
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