22.9.13

Esos que son (Crónica Pacheca)

“¿Y en tu jardín pequeño cabe una vida más?
Claro que cabe, una vida que quisiera
Entonces sembremos “Esperanza” creo que la necesitaremos…
¿Porque crees que necesitaremos esperanza?
Porque nunca será suficiente si la aprovisionas para los tiempos difíciles…”
GSG/RT

Por: Sup Tupa

La neblina que en el camino – ya de por si complicado – se cernía a su paso impedía un avance rápido, de vez en vez la hojarasca de la vereda por donde transitaban, ocasionaba que el calzado resbalara – en algunos botas en otros huaraches – y no pocas veces los miembros de la columna estuvieron a punto de caer, todos con plásticos negros se cubrían a modo de impermeable, dejando entrever de manera ocasional el cañón del fusil, que acomodado a los ritmos de la marcha apuntaba hacía el suelo, lodoso e incierto, la tarde perdía luminosidad para dar paso a la noche y el punto de concentración aún era lejano, pocas eran las conversaciones en la ruta ya trazada.

Una ventisca anunciaba el rumor a invierno, el cual no se logra distinguir cuando se está en la serranía, la mayoría ya acostumbrados a estos procesos le veían con las sonrisas de solidaridad y de vez en vez le permitían un descanso breve, el tipo de suelo y su textura tan natural, el aire que les circundaba tenía una gratitud para quien lo aspiraba, la vereda se perdía entre la maleza y árboles de tamaño descomunal que les protegía de los vigías.

La llegada al punto de encuentro después de varias horas de camino al que lo antecedieron otros tantos días de rutas complicadas, fueron compensados por una porción de café, que sin duda todos agradecieron, revisando su mochila encontró que el material escrito estaba seco y creyó que los círculos de estudio en la ciudad carecían de fuerza si no habías tomado la decisión que hace meses él acepto.

Siempre se refería a los ahora que son sus compañeros como: “esos que son”, siempre tan amables, tan humanos, las mentiras que los medios los colocan como bandidos y desalmados se desmoronan, al compartir solo la charla que suele ser habitual en esos rumbos “no puedes construir un mundo nuevo con los viejos vicios”, así empezó esa anoche que aún tenía impregnada.

Con el pocillo de metal en las manos que a su vez me trasmitía la temperatura que abatía el frio de la ya noche, con el fusil de lado, se dictó la orden de protección al campamento, los más veteranos cumplieron por esa noche con la labor.

Con el cansancio y la mochila a cuestas crearon las condiciones para que los propios plásticos sirviesen como techos improvisados y contener el efecto de la llovizna que no cesaba y fue esa noche que se convenció de la decisión de hace muchos meses.

Alimentarse de sueños para borrar las pesadillas…

Todos los que ahí se concentraron poseían historias que tienen un hilo que conduce a la misma dirección, la impunidad, la ineptitud, la injusticia que se promueve desde los más altos niveles y esos responsables hoy aparecen en la televisión convencidos de la presunta minoría numérica que es todo el país, la historias de horror que les convocaron, son tan similares, tan desgarradoras; el Compañero Manuel, a media voz con un calma que asombra nos relató su historia.

“Fueron los militares quienes con ese aire de supremacía que les da el tener armas, quienes se llevaron a mi hija, mi niña de tan solo 15 años quien la vinculaban de pertenecer a eso grupos que ellos mismos solapan, era solo una niña, su cuerpo fue encontrado… la voz se le quebró y no volvió a hablar”

Creer que otro mundo es posible, suele ser atacado por los poseedores de “la verdad”, ninguno de ellos volvería ser el mismo sin que despojados de su ropajes de defensores del régimen estuviesen tan expuestos, como los miles que fuimos despedidos, olvidados por el sistema que necesita nuevos engranes para que funcione, somos desechables para este régimen oligárquico.

Y así durante horas en voz baja se fueron reconociendo hasta que les ganó el cansancio, a primera hora la labores empezaron, me sentí esperanzado, mientras los maestros dan su lucha en las calles, creo que el mensaje final fue claro los que ahí acudimos por convicción en esos rincones de la sierra esos a los que yo llamo “esos que son” nos indicaron no perder la esperanza, la vamos a necesitar.

“Un mundo diferente no puede
Ser construido por personas
Indiferentes…”

No hay comentarios.: