“Tengo la certeza que
ustedes no crecerán con la estúpida idea de que ser mexicano es pintarte la
cara de colores e ir a estadio, o celebrar el triunfo de un equipo mediocre que
se dice nacional o llenarse de alcohol y gritar viva México”
Por:
Sup Tupa
Los primeros
encontrones la semana pasada con la Policía Federal en el zócalo de la ciudad
de México anunciaban no solo una noticia que a muchos alegraría, los canales de
comunicación estaban saturados de mensajes, llamadas y acciones urgentes desde
sus controles digitales se apuraban a dar click en “Me gusta”, “compartir” o “re-tuiwt”
y la acción en las calles seguía proporcionado miles de historias yo me quedo con
tres de ellas que a continuación relataré en breve:
PRIMERA
PIEZA:
(No
gusta)
Cuando la policía se abalanzó
sobre la banda, mucha (principalmente maestras que seguían desalojando el
plantón) gente vio una salvación en la
entrada de la estación del Tren subterráneo (para los chilangos conocido genéricamente
como Metro) a unos cuantos metros de ingresar los mismos usuarios que ahí expectantes
veía la persecución, les cerraron la reja de acceso y aún que podían abrir no
lo hicieron, maestros y transeúntes que no tenían nada que ver con el espectáculo
asombrados pendían dejarlos entrar.
A lo lejos se oye el
grito del que sospecho era un profesor que al ver el miedo y ese individualismo
de los que parados en las rejas de la entrada impedían el acceso les espeta: “Cabrones…
¿se van a estar escondiendo toda la vida?” y el gas pimienta se percibía más denso.
SEGUNDA
PIEZA:
(Si
gusta)
En pleno Eje Central,
los encuentros con la Policía Federal habían disminuido y el grupo de
granaderos de modo lento avanzaba para impedir que los maestros se reorganizasen,
en una acción no prevista un camión de granaderos que provenían de una calle transversal
a esta avenida con una velocidad excesiva para intimidar a propios y extraños,
con el sonido sumamente exaltante del calxón, anuncia su llegada… no disminuye
la velocidad.
Un joven de aproximadamente
20 años, vestido con mezclilla azul y una franela del mismo color, mochila a la
espalda, delgado con un gorra cuya visera le cubría del poco sol que asomaba en
esa tarde de persecución, se coloca en medio de la boca calle, su piernas se
abren en compas y extiende los brazos, no piensa quitarse y el camión no se
detienen… el claxon sigue berreando su paso.
A una distancia
considerable y por lo menos dos centenares de personas, transeúntes y
manifestantes, observamos la valiente (o imprudente decisión)… solo oigo el
rechinar de las llantas de un frenon inesperado y se detiene como a un metro
del joven… en ese momento bajan mujeres policías y lo intentan detener entonces
sí... a correr.
TERCERA
PIEZA:
(Compartir
y retuitear)
En estas mismas redes
un escrito que circula nos dice con toda claridad que no todo está jodido que
algo tendrá que suceder y mientras seguimos acumulando piezas de este enorme
rompecabezas social, los medios oficiales han dejado entrever que la Revolución
no será Televisada, pero yo creo que sí será retuiteada:
“A mis hijos…
Queridos
niños míos; cuando tengan el entendimiento de aceptar estas mis letras,
posiblemente ya no esté en casa con ustedes y con tristeza profunda lamentaré
no estar en los primeros pasitos y balbuceos de mi bebé, tampoco estaré en tu
graduación de la secundaria o en los quince años de su hermana, al redactar
esto con mucha dificultad deseo comunicarles que he tomado una de las
decisiones más grandes que nos incumben a todos.
Toda
mi vida he caminado con temor de no ser incómodo y gris, pero el tiempo y el diario acontecer me ha
ido provocando un reflexión la cual ha sido pensada por mucho tiempo y obedece a
una invitación.
Les
quiero platicar que cuando leí y conocí la noticia de la muerte de los cuarenta
y nueve niños en la Guardería ABC allá en el estado de Sonora, lloré a solas y
agradecí que ninguno de esos niños fuesen ustedes, pero no podía quitarme de la
cabeza el inmenso dolor de los padres de ese horror que significa perder a un
hijo y que después la inmensa rabia de saber que fueron los hilos del poder y
la avaricia política lo que provocaron esa tragedia que a la distancia, aún me
duele.
Mis
niños, me sigo estremeciendo después de leer las decenas de historias de terror
de lo que pudieron sufrir la niñas de ciudad Juárez en manos de una sociedad enferma
que las arranco sus muñecas y fueron manoseadas hasta la muerte por una
sociedad que fue educada por la televisión, me estremece pensar el diario
despertar y no saber dónde está tu niña… cierro los ojos y no me quiero enterar
que puede estar mutilada en el desierto y la burocracia de la justicia sigan
embelesada viendo el Fut bool, cuidando los intereses de los ricos.
Ay
mis niños… no entiendo aún como es que llegamos a este punto en que la sociedad
sigue creyendo en el llamado estado de bienestar social, donde todos los días
es un diario sobrevivir pero no apagan la televisión, esa droga electrónica que…
mierda les vende y mierda compran.
Cuando
ustedes lean estas líneas tal vez hayan pasado algunos años y podrán criticarme
por mi ausencia, pero la última vez que estuve en casa por medio de los canales
de comunicación libre, fui testigo de la barbarie y volví a llorar por que no
quiero un mundo así para ustedes, no deseo que sean daños colaterales, que no
estén el lugar equivocado y que la rancia realeza que desgobierna este nuestro
país los acuse después de su ineptitud que ustedes eran delincuentes.
Me
voy con la certeza de que su madre cumplirá con el papel que hemos acordado.
Si
ustedes se enteran ya de estas líneas posiblemente este preso o muerto, pero de
nada de lo que se me acuse será verdad
más que está que les diré: he aceptado tomar las herramientas de la revolución,
con el miedo a cuestas y el fusil en brazos, he decidido formar parte de la
historia como un rebelde o revoltoso, NO como un cobarde que no apagó su
televisión y nunca tuvo decisión.
Tengo
la certeza que ustedes no crecerán con la estúpida idea de que ser mexicano es
pintarte la cara de colores e ir a estadio, o celebrar el triunfo de un equipo
mediocre que se dice nacional, o llenarse de alcohol y gritar viva México; algo en este país está mal y quienes se
retacan la boca de sus razonamientos dirán que la vía armada no es el camino y
llenos de gozo se volverán a aplastar frente al televisor.
Amados
hijos, cuando les pregunten en las calles, en sus escuelas con sus amistades
por su padre, sé que tendrán una respuesta de la cual tal vez dudarán, hoy a la
distancia y con el tiempo le doy otra contestación posible “mi papá es parte de
un proyecto en el cual se diseña un mundo mejor para todos”.
Les
recuerdo la única lección útil que les servirá para el resto de su vida “si
alguno de ustedes cae, que la mano más próxima para ayudar a levantarse sea la
suya”.
Desde ahora y por esta vía les ama Papá”
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Para fortuna de todos,
esta historia continuará…
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