27.1.14

(España)"La palabra de un policía siempre tiene más valor que la de un ciudadano"

Un año después de la huelga del 14N ya sabemos la sentencia contra Xurxo García, compañero de CNT desde hace diez años. Le piden un año de prisión, un mes de multa y una indemnización de 150 € al policía supuestamente agredido. Aunque por la cuantía de la sentencia finalmente no pisará la cárcel, el compañero analiza su caso y la situación represiva generalizada que se vive en el país.
Pregunta-. ¿Qué sucedió para que te detuvieran?
Respuesta-. Me dirigí con mis compañeros de la CNT al piquete del polígono del Tambre a repartir panfletos e informar a los coches, que iban a trabajar, de la huelga general bajo un fuerte aparato policial. Sobre las seis y media de la mañana, después de que los policías se agruparan alrededor de un furgón, cuatro de ellos corrieron tras de mi y me detuvieron violentamente reduciéndome al suelo sin que yo conociera el motivo. Uno de ellos con dos dedos de la mano tiró fuertemente de mi nariz hacia atrás con el simple motivo de hacerme daño, ya que yo ya estaba reducido y no opuse resistencia. De hecho hice peso muerto sabiendo que unos segundos le darían a los medios tiempo para filmar y fotografiar lo que estaba ocurriendo. Acto seguido me esposaron y metieron en un furgón con destino de la comisaría nacional de la policía donde presté declaración (pasiva, solo aceptando que mi nombre es correcto). Allí me acusaron, ante mi estupefacción, de haber golpeado fuertemente a un policía antidisturbios en un hombro, sin motivo ni mediar palabra y haberle causado una fuerte lesión (a un agente antidisturbios repleto de medidas extremas de seguridad  antitrauma: hombreras, coderas, tobilleras rígidas). 
Después de dos o tres horas en una celda y haber intentado tener una casual conversación conmigo en el pasillo (bajo ocultos micrófonos) dos policías que intentaban sacarme información vino mi abogada de la CNT y pude salir, ya acusado formalmente de Atentado, con pena mínima de un año de cárcel.
P-. ¿Te esperabas la condena?
R-. Claramente. No solo porque sabia que la policía mentiría, tal y como ha ocurrido, diciendo que iban tan solo con chalecos reflectantes a una huelga general, sino porque en la (in)justicia, la palabra de un policía siempre tiene más valor que la de un ciudadano, con lo cual estaba ya prácticamente condenado.
P-. ¿Qué se puede hacer ahora?
R-. No hay nada que hacer. Le hemos dado vueltas y no se puede hacer nada.
P-. CNT Compostela comenta que la capital gallega está viviendo un experimento represivo, ¿en qué se concreta?
R-. Aunque legalizamos todas las manifestaciones siempre acaba llegando una multa por pegar carteles o cualquier otro motivo, llevamos cuatro. Las identificaciones y el control se perciben en aumento, son mucho más numerosas. También hubo una ley a nivel del ayuntamiento para o no poder hacer actos que antes si se podían hacer o pagar por ellos (mesas de venta de libros, enchufarse a la luz municipal) aunque al final no consiguieron aprobarla. Es evidente que están por un control y represión en aumento para refrenar la posible contestación a nuevas leyes.
P-. ¿Cuanta gente libertaria ha sufrido represiones en Compostela?
R-. En mi conocimiento está un compañero del sindicato al que registraron su domicilio y mi caso, pero asimismo han condenado a otros movimientos no libertarios, como el caso de los independentistas en un juicio farsa en Madrid, calificándolos de `organización terrorista´ con todo lo que ello conlleva.
P-. ¿Se está dirigiendo sobre todo contra la CNT?
R-. Mi opinión es que no. Considero que quieren controlar a población y organizaciones en general, pero de momento no han hecho distinciones.
P-. ¿Qué opinas de la Ley Mordaza?
R-. El Estado sabe cuando puede y cuando no puede sacar una ley así de grave contra la población.  Están crecidos viendo que la gente está atemorizada entre paro, crisis e incertidumbre. Han conseguido crear este escenario y esta nueva ley les permite campar a sus anchas ante toda contestación de desobediencia civil. A medida que pasen los meses desde la contestación veremos como podemos seguir luchando, y a que escenario nos lleva. Esta ley es gravísima, pero ya casi nadie confía en los mensajes de los que manejan las leyes; esa es la parte buena, se han quitado la careta, y semejante desconfianza de los ciudadanos en el sistema no ocurría desde hace tiempo.

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