–¿Hay
muchos fascistas en tu país?
–Hay
muchos que lo son y no lo saben. Pero se darán cuenta cuando llegue el momento
Ernest
Hemingway.
No
es difícil caminar por las calles de cualquier gran ciudad donde las
movilizaciones son particularmente recurrentes y encontrar grafitis diciendo “comunismo
la otra cara del fascismo”, “Vivan las comunidades zapatistas, muera el
subcomediante StalinMarcos”, “Feminazis traidoras” o alguna de sus tantas
variaciones siempre acompañadas por la proverbial (A), muchos sabemos que desde
hace largos años diversos movimientos anarquistas le han declarado la guerra a
las organizaciones izquierdistas bajo la consigna de destruir al “verdadero
enemigo” de los oprimidos que como afirman estos anarquistas no son los
fascistas reales sino unos imaginarios fascistas rojos, bajo esta retorcida
lógica estos anarquistas pretenden demostrarse como los únicos y verdaderos
antifascistas, los auténticos “antifas”.
Lo
cual, no deja de ser irónico debido a que el propio termino surgió originalmente
como Antifaschistische Aktion con el mismo símbolo que he se vuelto famoso en
el mundo de las banderas rojas y negras dentro de un círculo, la iniciativa fue
del Partido Comunista Alemán (KPD en sus siglas originales) en los años treinta
como oposición obrera contra los matones uniformados de camisas pardas cuando
recorrían las ciudades alemanas aterrorizando a sindicalistas, judíos, “desviados”
sexuales, inmigrantes, izquierdistas reformistas y revolucionarios, todo en
nombre de la patronal alemana.
Si
bien los primeros antifascistas propiamente aparecieron en Italia para
enfrentarse a Mussolini y sus matones uniformados de negro es gracias a los
esfuerzos del KPD que el termino antifascista tal y como lo conocemos se
convirtiese en algo reconocible en el resto del mundo.
La
historia del antifascismo es amplía y libros enteros se han escrito al
respecto, la Guerra Civil Española es el ejemplo más romántico tanto de lo que
fue como de lo que pudo haber sido, donde miles de voluntarios de todo el mundo
dieron vida a las Brigadas Internacionales en defensa de la Republica y el
Frente Popular.
Fue
el Frente Popular el que demostró que bien o mal todas las izquierdas pueden
solucionar sus problemas al menos para enfrentarse a su enemigo común… al menos
por un tiempo, al menos lo suficiente para resistir por un tiempo la ofensiva.
Pero
no todos son felices con este arreglo, no para todos y no siempre es posible
conciliar la lucha común contra el fascismo con sus ideales, muchos en la
izquierda española llegaron a la conclusión que el Frente Popular había llegado
demasiado lejos, su izquierdismo reformista que buscaba un capitalismo con
rostro humano les impidió aceptar la realidad que el fascismo pretendía
destruirlos a todos sin excepción.
Pero
también en el otro sector de la izquierda había problemas, los más ultras de
los ultras, los más revolucionarios entre los revolucionarios no aceptaron
cualquier tipo de compromiso con el resto de sus compañeros de izquierda, este
“todo o nada” los llevó a enfrentamientos fratricidas con el resto de las
izquierdas ¿No fueron organizaciones como la FAI-CNT quienes formaron patrullas
en los Pirineos donde asesinaron a más de mil voluntarios que pretendían unirse
a las Brigadas Internacionales simplemente porque la mayoría de ellos eran
comunistas?
Estas
no son calumnias de comunistas españoles o de la inteligencia soviética, en
México estos actos son conocidos porque los propios anarquistas se jactaron de
ellos en sus libros publicados tras el exilio español, no fueron los únicos en
mencionarlo, no pocos de los voluntarios mexicanos en aquella guerra narran en
sus memorias el profundo asco que sentían por los anarquistas que patrullaban
las fronteras entre Francia y España cazando a cualquier antifascista que no
fuese anarquista ¡el propio Juan Miguel de la Mora, un incondicional adversario
desde la izquierda contra el stalinismo mexicano y español en sus memorias
sobre los años que pasó luchando contra el fascismo afirma que una de las
peores vergüenzas para el bando antifascista fueron estas patrullas de
fanáticos!
En
realidad, el anarquismo siempre ha sido así, sectario, encontrando a su enemigo
en la derecha sino en el resto de las izquierdas. Por largos años ¿no hemos
visto por años como muchos anarquistas critican al zapatismo y lo consideran
“una convención de reformistas”? o incluso “una organización orientada a la
tiranía de las masas”.
Y
este frenético impulso por enfrentarse a sus adversarios de izquierda en más de
una ocasión los lleva a coquetear con el enemigo de la extrema derecha.
Transcribo este pasaje de las memorias de Abad de Santillan, uno de los
principales lideres de la Federación Anarquista Ibérica:
A pesar de la
diferencia que nos separaba, veíamos algo de ese parentesco espiritual con José
Antonio Primo de Rivera, hombre combativo, patriota, en busca de soluciones
para el porvenir del país. Hizo antes de julio de 1936 diversas tentativas para
entrevistarse con nosotros. Mientras toda la policía de la República no había,
descubierto cuál era nuestra función en la F. A. I., lo supo Primo de Rivera,
jefe de otra organización clandestina, la Falange española. No hemos querido
entonces, por razones de táctica consagrada entre nosotros, ninguna clase de
relaciones.
Ni
siquiera tuvimos la cortesía de acusar recibo a la documentación que nos hizo
llegar para que conociésemos una parte de su pensamiento, asegurándonos que
podía constituir base para una acción conjunta en favor de España. Estallada la
guerra, cayó prisionero y fué condenado a muerte y ejecutado. Anarquistas
argentinos nos pidieron que intercediésemos para que ese hombre no fuese
fusilado. No estaba en manos nuestras impedirlo, a causa de las relaciones
tirantes que manteníamos con el gobierno central, pero hemos pensado entonces y
seguimos pensando que fué un error de parte de la República el fusilamiento de
José Antonio Primo de Rivera; españoles de esa talla, patriotas como él no son
peligrosos, ni siquiera en las filas enemigas. Pertenecen a los que
reinvindican a España y sostienen lo español aun desde campos opuestos,
elegidos equivocadamente como los más adecuados a sus aspiraciones generosas.
¡Cuánto hubiera cambiado el destino de España si un acuerdo entre nosotros
hubiera sido tácticamente posible, según los deseos de Primo de Rivera!
Así
es, literalmente, no figurativamente una de las figuras más importantes del
anarquismo español afirmaba que el error de la FAI-CNT no era el de haberse aliado
con los falangistas, el movimiento fascista “anticapitalista y obrero” que se
definía como “nacionalsindicalista” donde los medios de producción se
sindicalizarían y se administrarían de forma “autogestionaria”… por supuesto
que los principales financiadores de esta organización eran la Italia
fascistas, el clero y la oligarquía
española con el objetivo de desarrollar tácticas de terror contra la
izquierda española.
Esto
no sucedió, los resultados de esta alianza están en el territorio de la ficción
histórica, lo menciono para dejar en claro que en su momento un sector del
anarquismo español considero viable aliarse con el sector “izquierdo” del
fascismo.
Años
después, en las protestas del Maidan Ucraniano ocurrió algo interesante, lo que
en algún momento se consideró posible se volvió realidad: anarquistas y
neonazis lucharon juntos contra sus enemigos en común.
Grupos
como “Resistencia Autónoma” o “La Guardia Negra” lucharon junto a
organizaciones abiertamente fascistas como “Sector Derecho” contra la policía
ucraniana para después unirse a grupos como el Batallón Azov.
Esto
mismo fue denunciado por otros anarquistas en el ciberespacio, muchos de ellos
indignados por la convivencia de anarquistas con paramilitares que emplean
parafernalia de las SS, aunque otros los justificaron afirmando que se aliaban
con el mal menor contra los “comunistas” de las “Republicas Bolcheviques” o
contra el “zar rojo” que gobierna desde el Kremlin.
Eventualmente,
con el tiempo el mismo fenómeno comenzó a aparecer en nuestras geografías, en diferentes
ciudades capitales junto al área metropolitana que la rodea varios militantes
izquierdistas han detectado un patrón de colaboración informal de anarquistas con
grupos fascistas locales contra ellos, a quienes los anarquistas llaman
“fascistas rojos”, otros han denunciado como entre muchos antiguos miembros de
bloques negros o fanzines libertarios desencantados del anarquismo y su falta
de resultados se han integrado de forma individual a grupos neofascistas
mexicanos como el Yunque, FREENA, el Frente Nacionalista de México,
Nacionalismo Social Mexicano, Revolución Identitaria, Conferencia Política de
Acción Conservadora, corrientes juveniles neofascistas dentro del PAN, o más comúnmente
en los diferentes colectivos de skinheads neonazis que pululan en las
diferentes ciudades del país que forman el amplio y fragmentado escenario donde
crece la ultraderecha mexicana.
En
las redes sociales de la izquierda mexicana se han vuelto comunes bromas en
Facebook del tipo “tu compa que antes era anarquista y ahora es morenazi” o
post de varias páginas con contenido izquierdista ya no temen meter a fascistas
y anarquistas dentro del mismo saco.
Pero
¿Por qué sucede esto?
Algunas
organizaciones comunistas han elaborado análisis para responder este fenómeno,
se centran mayormente en el anticomunismo histórico por parte de amplios
sectores del anarquismo o hacen arqueología epistémica sobre el origen del
anarquismo dentro de la filosofía capitalista, pero en realidad creo que la
respuesta es más simple: se trata de identidades tribales.
Tanto
el anarquismo como el fascismo pueden ser fácilmente descritos como ajenos a
cualquier prudencia y moderación, todo lo que ofrecen son fetiches por la
violencia y romantizar instintos y discursos anti-intelectuales.
Ambos
movimientos si bien se encuentran en espectros completamente opuestos en la
escala tradicional izquierda/derecha, “conservadurismo/progresismo” o “autoritario/antiautoritario”
la verdad es que tanto el anarquismo como el fascismo absorben las retoricas y
tácticas de las diversas organizaciones socialistas, pero colocando en su lugar
sus propias ideas ¡con decir que varias conocidas consignas de varios grupos
políticos tienen su origen en las consignas de las movilizaciones socialistas!
Por ejemplo, el movimiento socialista grita en las marchas “lucha lucha lucha,
no dejes de luchar, por un gobierno obrero, campesino y popular”, según varios
viejos izquierdistas a los cuales les pregunte esta consigna ya existía al
menos desde la huelga en la UNAM en el 99 y tiene su origen en las
organizaciones comunistas y zapatistas universitarias, pues al menos desde 2012
tanto anarquistas como fascistas han tomado los versos, el estribillo y el
ritmo de esta consigna pero modificado la letra para que se adecue a su
ideología ¡ni siquiera intentan crear sus propias consignas! Esta aparente
necesidad de luchar contra las organizaciones feministas, zapatistas y
marxistas es compartida por fascistas y anarquistas, no tanto por ideología,
sino porque instintivamente saben que son ellos el verdadero muro de contención
para hacer realidad sus enfermizos sueños.
Y
este es el punto principal.
Feministas,
zapatistas, ecologistas, sindicalistas, comunistas, y un largo etcétera buscan
crear organizaciones amplias, de masas, de base, con proyectos, estrategias y
calendarios. La iconoclastia y el fetiche de la violencia de los anarquistas y
fascistas no puede competir con este tipo de proyectos, por eso su oposición
estática que parte siempre desde el irracionalismo y la acción directa. Por
ello siempre se oponen con más fuerza a estas ideologías y sus organizaciones
que al propio Estado ¿Qué dicen al respecto los propios anarquistas?
Tanto
la socialdemocracia armada como la electorera ha puesto el alarido en el cielo
al ver anonadados el incremento de la contestación anárquica y la reapropiación
de las calles como lugar de lucha –Esas mismas calles que habían sido usurpadas
y acaparadas (durante décadas) por la simulación opositora, por la protesta
baladí, por la manifestación estéril y la inútil formulita
“marcha-mitin-plantón”, siempre manipulada por los partidos políticos
electoreros (o partidos de vanguardia en vías de volverse electoreros) y las
organizaciones clientelares (¡perdón! quisimos decir sociales), con sus
acostumbrados “pases de lista”, sus reiteradas consignas vacías y su “comisión
negociadora”.
Todxs
los lidercillos de la izquierda se han quedado atónitos al verificar el
ensanchamiento de la insurrección anarquista, al comprobar la contundencia de
la confrontación ácrata, al presenciar la extensión de la revuelta cotidiana
contra todo lo existe y, sobre todo, al confirmar que nuestra lucha no es
recuperable; al quedar convencidos que esa inmensa marea de jóvenes
iconoclastas que enfrentan cara a cara a los cuerpos represivos en la lucha
callejera, junto a esos grupos de afinidad que se multiplican en la oscuridad
cómplice haciendo tronar la pólvora e iluminando la noche con el fuego
liberador, no se embelesan con sus cantos de sirena porque no respetan líderes,
mandos ni mesías, porque no se inclinan ante iluminados, porque no se tragan
sus discursos demagógicos ni sus promesas a futuro, porque no se suman a sus
“programas de lucha” ni a sus “proyectos transformadores”.
Ellos
mismos aceptan que su apego al anarquismo no se sustenta en una transformación
radical de la sociedad sino en el placer que encuentran en la violencia
anónima, su impulso no proviene de intentar solucionar problemas concretos sino
simplemente de explotar las luchas de otras organizaciones para aprovechar el
desorden y así obtener sus 5 minutos de adrenalina y violencia. ¿No hay una
descripción muy parecida con el fascismo?
Pero
su hechizo no reside tan solo en parecer revolucionarios sin serlo realmente,
es algo más primitivo: tanto el anarquismo como el fascismo buscan el dinamismo
por encima de la introspección y la autocrítica, su conjunto de ideas se
expresa desde los resentimientos emocionales más que en análisis racionales,
son atrevidos y extravagantes porque las personas buscan diferenciarse de los
demás, ser únicos, originales y si en el camino han de depender de poses,
hombres de paja o consignas atemporales o vagas que así sea. Y esa es la raíz
de su atractivo.
La
mayoría de las personas que se sienten seducidas por estos grupos no lo hacen
porque estén dispuestas a luchar hasta la muerte. Se unen porque son solitarios
y quieren sentirse parte de un grupo; porque son frágiles y son atraídos por
los discursos de “poder sin límites”, “libertad sin consecuencias” o “desatar
su naturaleza salvaje”, porque son débiles, pero quieren fingir ser fuertes,
porque están llenos de odio contra sí mismos y prefieren hace que otros sean
castigados por ello, pero también porque tienen miedo a ser insuficientes e
insignificantes.
Entonces,
incluso aunque comparten enemigos tanto el fascismo como el anarquismo no son lo
mismo, decir eso es estúpido, son muy diferentes en sus tesis políticas,
sociales y económicas… pero al final del día atraen a perfiles similares de
jóvenes frustrados, perdedores ridículos y pusilánimes que se enamoran de
ideologías basadas en las formas más que en el contenido, con estéticas
radicales pero con consignas vacías como “contra toda autoridad” o “mi honor es
la lealtad”, se sienten atraídos porque ahí encuentran impunidad, identidad,
protección y emociones fuertes, es en esas organizaciones donde encuentran el
ser parte de un grupo, un equipo, una tribu… y ya sabemos lo que las tribus hacen
con los extraños.
Es
por eso que al final del día tantos anarquistas no encuentran tan terrible
colaborar con fascistas o chaquetean rápidamente al fascismo, lo mismo con
tantos fascistas, les es muy fácil reivindicar ideas anarquistas o incluso
modificar o citar famosas frases anarquistas, lo hacen simple y sencillamente
porque no han superado la madurez emocional de un adolescente.
Y
como ellos hay miles de jóvenes, esperando su oportunidad de descargar sus
frustraciones contra todos.
Redacción|Rosario Jiménez
Bibliografía
Abad de Santillán, D.
(1975). Por qué perdimos la guerra. Editorial Almuzara.
Mora, J. M. d.
(2005). Solo queda el silencio. Ediciones de la Universidad de Castilla-La
Mancha.
Payne, Stanley
(1985). Falange. El fascismo español. Madrid: Ediciones Ruedo Ibérico.
Hemerografía
Ucrania: Posiciones
internacionalistas y escisiones en los grupos anarquistas | Donbass
antifascista. (s. f.). Donbass antifascista | Blog de apoyo a la resistencia
antifascista y revolucionaria social en la cuenca del Don y los pueblos de
Ucrania. https://donbassantifascista.noblogs.org/post/2015/02/03/ucrania-posiciones-internacionalistas-y-escisiones-en-los-grupos-anarquistas/
Lxs anarquistas y la
guerra. (s. f.-b). CrimethInc.
https://es.crimethinc.com/2022/02/15/lxs-anarquistas-y-la-guerra-perspectivas-antiautoritarias-en-ucrania
México: Las malignas
carcajadas de unos espíritus muy libres o ¡No nos defiendas compadre que la
Anarquía sabe defenderse sola! https://es-contrainfo.espiv.net/2013/11/18/mexico-las-malignas-carcajadas-de-unos-espiritus-muy-libres-o-no-nos-defiendas-compadre-que-la-anarquia-sabe-defenderse-sola/