26.9.24

A diez años de Ayotzinapa, breve recuento


La noche del 26 de septiembre de 2014, un grupo de 43 estudiantes de la escuela normal rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, fueron desaparecidos en la ciudad de Iguala, Guerrero en una operación conjunta ejecutada por policías municipales y estatales, a su vez apoyados por elementos militares del 27 batallón de infantería con sede en Iguala. Hasta el día de hoy, a diez años de distancia, seguimos desconociendo el destino final de los 43 estudiantes y los motivos del Estado Mexicano para ocultar la verdad sobre los acontecimientos ocurridos aquella noche.

Todo comenzó los días 15 al 20 de septiembre de 2014, cuando la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México realizó en la Escuela Normal Rural General Emiliano Zapata en Amilcingo, Morelos una asamblea nacional que contó con la participación de las 17 escuelas normales rurales en servicio en el país. A la Escuela Normal Rural Isidro Burgos se le asignó la tarea de conseguir 20 autobuses para el traslado de las delegaciones de las 17 normales rurales hacia la ciudad de México, con motivo de la participación en la marcha conmemorativa del 2 de octubre.
Para lograr obtener dichos autobuses, los estudiantes normalistas se organizarían en brigadas con el fin de abordar los vehículos, apropiarse de ellos y trasladarlos hacia la normal. Esta práctica, ilegal para muchos, se debe a consecuencia del presupuesto limitado del cual disponen las normales rurales, el cual no les es suficiente para comprar o rentar autobuses, por lo que la FECSM acostumbra apropiarse de los autobuses previa negociación con los chofere, con la condición de pagar el combustible y proporcionar a los conductores los alimentos y hospedaje, así mismo, los estudiantes se comprometen a no dañar las unidades. Para solventar los gastos, los estudiantes realizan colectas y boteos para obtener los recursos.
Al frente de las brigadas de apropiación y boteo estaba Bernardo Flores Alcaraz conocido dentro de Ayotzinapa como el Cochiloco. Los días 20 y 21 de septiembre, las brigadas habían tenido éxito, logrando el apoderamiento de 6 autobuses. Sin embargo el 23 de septiembre se produce el primer enfrentamiento entre normalistas y las fuerzas de seguridad. Al trasladarse a Chilpancingo, los estudiantes se percatan de que la policía había desplegado un operativo en la central camionera para impedir la apropiación de autobuses. Ante dicha situación, los estudiantes establecen un bloqueo sobre la carretera Chilpancingo-Iguala con el fin de cerrar el paso a los autobuses que se dirigieran a la ciudad.
Al poco tiempo de haber llegado, los estudiantes son cercados por elementos policiacos estatales y federales, produciendose un enfrentamiento a pedradas y palos. Los estudiantes, en su mayoría de segundo grado, solicitan auxilio a la normal, a lo cual arriban al lugar un contingente de estudiantes de tercer grado quienes logran romper el cerco policiaco y apropiarse en el proceso de dos autobuses. Con 8 autobuses en su poder, el día 24 los estudiantes regresan a implementar la misma estrategia, pero son repelidos por un cerco conformado por policias estatales y federales.
Ya desde este momento es posible identificar la existencia de un operativo policiaco coordinado entre las fuerzas locales y federales con el fin de vigilar los movimientos de los estudiantes e impedir a toda costa la apropiación de los autobuses.
A las 6 de la tarde del día 26, el comité de la normal ordena que los estudiantes de primer año se dirijan a bordo de dos autobuses Estrella de Oro, uno con destino a Huitzuco donde se realizarían acciones de boteo y el otro con rumbo a la caseta de Iguala para la apropiación de autobuses.
En la caseta, la brigada logra apropiarse de un autobús. De acuerdo con los sobrevivientes, una moto de color rojo y una camioneta se encontraban realizando rondines y labores abiertas de vigilancia hacia los estudiantes. Hoy se sabe que abordo de la camioneta se encontraban 5 elementos de la polícia estatal y en la motocicleta un elemento del Órgano de Búsqueda de Información, perteneciente a la inteligencia militar.
Los estudiantes acuerdan con el chofer entregar a los pasajeros en la central camionera y después acompañarlos a la normal, aceptando los estudiantes el trato. Al llegar a la central, el chofer desciende de la unidad junto con el pasaje y encierra a los estudiantes dentro del autobús. Ante esa situación, los estudiantes solicitan auxilio y sus compañeros se dirigen a la central con el objetivo de liberar a sus compañeros y apropiarse de más autobuses.
Hacia las 21:16 los estudiantes a bordo de cuatro autobuses: dos Estrella de Oro y dos Costa Line, abandonan las instalaciones de la central camionera de Iguala y se dirigen rumbo a Ayotzinapa. El sistema de C-4 ya había notificado la situación ocurrida en la central y al lugar se dirigirían elementos de la policía estatal para intervenir y el ejército mexicano para tomar conocimiento de la situación.
De los 4 autobuses solo uno toma dirección más rápida hacia la salida de Iguala, un Estrella de Oro con número de servicio 1531 que toma rumbo al Palacio de Justicia para salir al Periférico. Los otros tres autobuses se dirigen sobre la calle Galeana rumbo al centro de la ciudad.
A las 21:30 el convoy compuesto por los dos Costa Line números 2012 y 2510 y el Estrella de Oro número 1568 llega al zócalo de la ciudad, en la intersección de las calles Galeana y Bandera Nacional donde inicia la calle Juan N. Alvarez. En este punto, una patrulla de la policía estatal le corta el paso al convoy de autobuses. Cuando los estudiantes descienden para arrojar piedras al vehículo con la intención de moverlo, los policías responden disparando al aire. Los estudiantes momentáneamente repelen la agresión; los tiradores se retiran rumbo al zócalo y el conductor de la patrulla mueve el vehículo permitiendo el avance del convoy.
Mientras la caravana de autobuses avanzaba, se iban sumando más patrullas municipales, cortando el paso y realizando detonaciones al aire. Al llegar a la intersección de Juan N. Álvarez y Periférico Norte, un total de 7 patrullas cierran el paso definitivamente a los autobuses y disparan directamente en contra de las tres unidades. En el ataque participan tiradores vestidos con uniforme policiaco y sujetos vestidos de civil vestidos de ropas oscuras, encapuchados y con pasamontañas y que, de acuerdo con testigos, traían porte militar.
En el lugar Algo Gutiérrez Solano recibe un disparo en la cabeza que lo dejaría en estado vegetativo y es asesinado Daniel Solís Gallardo. Algunos estudiantes comienzan a escapar. Otros, heridos y asustados, permanecen dentro de los autobuses. Los policías obligan a los pasajeros del autobús Estrella de Oro 1568 a descender de la unidad. Son golpeados y obligados a subir a las camionetas de la policía. Un grupo de en total 30 estudiantes pertenecientes a ese autobús son desaparecidos.
A las 22:00 hrs, el autobús Estrella de Oro 1531 es detenido por dos patrullas municipales a la altura del palacio de justicia y es atacado con gases lacrimógenos. De acuerdo con los reportes de inteligencia militar, los pasajeros fueron obligados a descender de la unidad, fueron esposados, tirados al piso y brutalmente golpeados. Los mismos informes mencionan que en esta operación actuarían conjuntamente elementos policiacos de Iguala y Huitzuco quienes repartieron a los detenidos en sus respectivos vehículos y se los llevaron a rumbo desconocido, concretando su desaparición.
Un autobús de la línea Estrella Roja que llevaba a bordo a un grupo de normalistas que habían acudido al llamado de auxilio de sus compañeros retenidos en la central, se quedó atorado en el tráfico de la carretera a Chilpancingo. Los 14 normalistas a bordo de la unidad declaran haberse topado con varios retenes de la policía. El paso del autobús fue interceptado por patrullas municipales y estatales quienes comenzaron a disparar para obligar a los pasajeros a descender del vehículo. Los estudiantes de este autobús decidieron escapar ocultándose entre la maleza.
Por su parte, los normalistas que habían permanecido en Juan N. Álvarez y Periférico Norte se reagruparon. Realizaron llamadas a compañeros, familiares, maestros y periodistas y convocaron una improvisada conferencia de prensa para denunciar las agresiones. Los testigos comenzaron a acordonar la zona de manera improvisada para resguardar las evidencias de la agresión. En el momento en el que comenzaba la conferencia de prensa, el grupo de individuos vestidos de civil regresa y abre fuego contra las personas reunidas en el lugar. En el ataque pierden la vida Julio Cesar Ramírez Nava y posteriormente Julio César Mondragón Fuentes, cuyo cadáver sería localizado a la mañana siguiente con el rostro desollado.
Los estudiantes se alcanzaron a ocultar en algunas casas, entre la maleza o abajo de los vehículos. En ese momento, elementos del 27 batallón de Infantería comenzaron a realizar patrullajes por la ciudad, sumándose a las fuerzas que estaban dado caza a los estudiantes.
Por su parte, a las 23:15, un autobús de turismo de la empresa Castro Tours en cuyo interior se trasladaban los jugadores del equipo de Fútbol Los Avispones, logra pasar un retén de policías federales. Sin embargo metros más adelante pasa frente al Estrella de Oro 1531, ya abandonado y destrozado por las balas, instantes después el autobús es brutalmente atacado a balazos. En la refriega queda atrapado un taxi donde la señora Blanca Montiel muere por las balas. Dentro del autobús perderían la vida el chofer Manuel Lugo Ortíz y el jugador Josué García Evangelista. Entre gritos y amenazas, los policías obligarían a los jugadores a descender del vehículo, pero al percatarse de su error se retirarían inmediatamente del lugar.
La noche de Iguala dejaría como saldo 43 estudiantes desaparecidos, 6 personas asesinadas, 40 personas heridas y 180 personas victimas de violaciones a sus derechos humanos.
Inicialmente, el gobierno de Enrique Peña Nieto adjudicó cómo causa de la desaparición de los normalistas a un conflicto entre los carteles locales de Guerreros Unidos y los Rojos, dónde los normalistas serían víctimas colaterales que serían asesinadas e incineradas en el basurero de Cocula.
Dicha versión, conocida como "la verdad histórica" prontamente fue puesta en duda y refutada en base a la evidencia recabada por los propios padres de los normalistas desaparecidos, junto con organizaciones defensoras de los derechos humanos y el Grupo Interdisciplinario de Experto Independientes, demostrándose que gran mayoría de los argumentos de la "verdad histórica" fueron construidos bajo tortura, manipulación y falsificación de pruebas.
La imposición de la “verdad histórica” desencadenó un intenso ciclo de la protesta a nivel nacional e internacional cuya una de sus principales consignas sería la frase: Fue el Estado, pues desde el primer momento se hizo evidente la coordinación entre los distintos niveles de gobierno para encubrir a los responsables de la desaparición de los normalistas y obstaculizar las investigaciones.
Al llegar Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la república este prometió a los familiares llegar a la verdad la versión que justifica actualmente la causa de la desaparición de los normalistas sigue siendo, de fondo, la "verdad histórica" del gobierno de Peña: "Los estudiantes fueron desparecidos en una acción conjunta entre policías municipales y Guerreros Unidos".
Y es que AMLO ha tratado por todos los medios posibles exculpar al ejército mexicano de su intervención en los acontecimientos de la noche de Iguala, asegurando con ello no solo la impunidad para los verdaderos responsables de tal crimen, sino también el funcionamiento de un circuito institucional que hace posible la violencia de Estado en México.
A lo largo de 10 años, las investigaciones han demostrado que de principio a fin hubo un seguimiento en tiempo real por parte de todas las corporaciones de seguridad del Estado mexicano en torno a las actividades realizadas dentro de Ayotzinapa.
Y es que las escuelas normales rurales, por su tradición de lucha, han sido un foco de alerta para el Estado mexicano. Las normales rurales al ser centros de formación docente con una marcada tradición ideológica dentro de la izquierda socialista, orientada a la formación del maestro cómo agente activo de las transformaciones revolucionarias de la sociedad rural, han sido vistas por el Estado como semilleros de rebelión y subversión, por lo que durante décadas se han realizado diversos intentos por clausurar estos centros de formación docente.
El seguimiento puntal por los aparatos de inteligencia, junto con la ejecución coordinada de actividades represivas nos puede llevar a suponer que la noche de Iguala, lejos de ser un crimen motivado por una pugna entre grupos antagónicos del crimen organizado, es en realidad una operación contrainsurgente donde el ejérctio mexicano asumió un rol dirigente y logístico, mientras que las policias municipales, estatales y federales, fungieron como el brazo ejecutor de la represión.
Solo eso explica la meticulosidad con la que los estudiantes normalistas fueron desaparecidos, asimilandóse a las tácticas empleadas por el Estado durante la guerra sucia.
La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa representa uno de los más grandes crímenes de Estado cometidos en la historia contemporánea de México. Y a diez años de distancia, aún no ha terminado la lucha por el pleno esclarecimiento de los hechos y por la localización de los 43 estudiantes desaparecidos.
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• Redacción por Gerardo Alarcón Campos | Memoria y resistencia: la historia de la guerrilla en México
- Fuentes de Referencia:
- La Verdadera Noche de Iguala; La Historía que el Gobierno Trató de Ocultar: Anabel Hernández.
- Ayotzinapa, Mentira Histórica; Estado de Impuniad, Impunidad de Estado: Témoris Grecko.
- Una Historia Oral de la Infamia; Los Ataques Contra los Normalistas de Ayotzinapa : John Gibler.
- La Patria de los Ausentes; Un Acercamiento al Estudio de la Desaparición Forzada en México: Rodolfo Gamiño Muñoz
- Ni Vivos Ni Muertos, La Desaparición Forzada en México como Estrategia de Terror: Federico Mastrogiovanni.
La noche del 26 de septiembre de 2014, un grupo de 43 estudiantes de la escuela normal rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, fueron desaparecidos en la ciudad de Iguala, Guerrero en una operación conjunta ejecutada por policías municipales y estatales, a su vez apoyados por elementos militares del 27 batallón de infantería con sede en Iguala.

Las escuelas normales rurales, por su tradición de lucha, han sido un foco de alerta para el Estado mexicano. Las normales rurales al ser centros de formación docente con una marcada tradición ideológica dentro de la izquierda socialista, orientada a la formación del maestro cómo agente activo de las transformaciones revolucionarias de la sociedad rural, han sido vistas por el Estado como semilleros de rebelión y subversión, por lo que durante décadas se han realizado diversos intentos por clausurar estos centros de formación docente.

Aspecto de uno de los autobuses Estrella de Oro atacados durante la noche de Iguala


Escenario de la agresión contra civiles que acompañaban al autobús del equipo de fútbol Los Avispones



Autobús donde se trasladaba el equipo Los Avispones


Basurero de Cocula, lugar donde según la versión del gobierno de Enrique Peña Nieto, los 43 normalistas fueron incinerados y triturados.


Jesús Murillo Karam y Tomás Zeron, artífices de la "verdad histórica"



El seguimiento puntal por los aparatos de inteligencia, junto con la ejecución coordinada de actividades represivas nos puede llevar a suponer que la noche de Iguala, lejos de ser un crimen motivado por una pugna entre grupos antagónicos del crimen organizado, es en realidad una operación contrainsurgente donde el ejérctio mexicano asumió un rol dirigente y logístico, mientras que las policias municipales, estatales y federales, fungieron como el brazo ejecutor de la represión



La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa representa uno de los más grandes crímenes de Estado cometidos en la historia contemporánea de México. Y a diez años de distancia, aún no ha terminado la lucha por el pleno esclarecimiento de los hechos y por la localización de los 43 estudiantes desaparecidos.



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