Noel Manzanares Blanco
Hoy circula una información reportada por diversos medios de prensa según la cual el Presidente Barack Obama quiere la libertadad de Alan Philip Gross, un ciudadano norteamericano a quien le fue ratificada por el Tribunal Supremo Popular de la República de Cuba lasanción de 15 años de privación de libertad impuesta por la Sala de los Delitos contra la Seguridad del Estado del Tribunal Provincial Popular de La Habana, por el delito de “Actos contra la Independencia o la Integridad Territorial del Estado”.
El principal inquilino de la Casa Blanca, dijo a un grupo de periodistas hispanos convocados a esos efectos: “Es tiempo de que Gross sea liberado”. “Aunque sólo sea por razones humanitarias, creo que es tiempo de que Gross sea liberado”. “Nosotros no esperábamos algo diferente de las cortes cubanas, pero creemos que el gobierno cubano debería tomar la decisión correcta de permitir el regreso de Alan Gross con su familia”.
Lo que no dijo Mr. Obama es que el susodicho —bajo la sombrilla de contratista de la empresa DAI, una supuesta agencia para el desarrollo, en nombre de la cual vino a la Isla—, participó en un proyecto subversivo del Gobierno de Estados Unidos para tratar de destruir la Revolución, mediante el empleo de sistemas de infocomunicaciones fuera del control de las autoridades para promover planes desestabilizadores contra diversos sectores sociales. Incluso, el propio Gross ha reconocido haber sido utilizado y manipulado por la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), subordinada al Departamento de Estado de esa nación y con tentáculos en la mencionada DAI.
Tampoco el estadista estadounidense aludió a que él, en ocasión de su visita a Chile el 21 de marzo del 2011 y al calor del juicio y la sentencia de Gross, defendió la actuación de gentes como las Damas de Blanco que representan a segmentos como los que el propio Gross debió contactar; y dijo textualemente: “En el futuro, continuaremos buscando maneras de aumentar la independencia del pueblo cubano, que tiene derecho a la misma libertad que todos los demás en este hemisferio”. ¿De qué estaba hablando?
Todavía menos este mandatario se refirió a que al cabo de dos mese y un par de días, un despacho de la norteamericana AP con el título “Nuevas normas ampliarían turismo estadounidense a la isla” informó sobre la médula inequívoca del quid del asunto relacionado con los diversos tipos de contactos a ambos lados del Estrecho de la Florida: “Si es para salsa y mojitos, no. Eso no cumple con los criterios de un viaje con propósitos serios”, dijo una fuente del Departamento de Estado que habló bajo la condición de anonimato; y ni remotamente se dio por enterado que para mediados del mes siguientes, un cable de DDC | Madrid divulgó que la USAID había publicado tres convocatorias para proyectos relacionados con la libertad de información y expresión y el apoyo a la sociedad civil en Cuba, a los cuales destinará 21 millones de dólares —incluidos seis millones para fomentar la libertad de expresión y asociación en los jóvenes de entre 12 y 24 años fuera del control oficial.
Entonces, poco debe extrañar que Barack Obama obvie que Antonio, Gerardo, Fernando, Ramón y René tuvieron la imperiosa necesidad de infiltrase justamente en el seno de la mafia-terrorista con centro en Miami y amparada por el “Norte revuelto y brutal”, para impedir actos vandálicos contra los pueblos de Cuba, Estados Unidos y otros países; que por más de una docena de largos años de inhumano secuestro Los Cinco y sus familiares continúa sufriendo la tragedia impuesta por las autoridades judiciales de la vecina nación, de manera particular Gerardo Hernández Nordelo quien está recibiendo un trato injusto e ilegal por estos días —todo, a pesar del incremento de la solidaridad de las personas honestas de todo el planeta por conseguir la liberación de nuestros Héroes y su regreso incondicional a la Patria agradecida.
No obstante, una buena salida en este contexto es la libertad pata todos los encausados.
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