“Es probablemente razonable estimar que el monte económico que la Iglesia ha tenido que desembolsar a nivel internacional, se sitúa muy por encima de los 2.000 millones de dólares”, indicaron los estadounidenses Michael J. Bemi y Patricia Neal, en una contribución ante esta conferencia organizada en la Universidad gregoriana de Roma.
Pero existen otros costes, que corresponden a lo que se podría haber hecho “con el dinero perdido para siempre”: “¿Cuantos hospitales, seminarios, escuelas, refugios para las mujeres maltratadas y sus hijos, estructuras de alimentación, clínicas gratuitas, etc., podríamos haber construido?”, preguntaron.
“Pero no hay comparación posible”, dijeron, “entre cualquier suma de dinero y la pérdida de inocencia de niños y adultos vulnerables”, que se cifran por decenas de miles.
Los dos expertos, responsables de los programas VIRTUS del National Catholic Services (el Cáritas estadounidense) de protección de la infancia, detallaron todas las enfermedades psíquicas de las víctimas, los costes de largos tratamientos y los daños producidos en el interior de sus familias.
AFP
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