“…Qué los hombres por más machos que sean tienen
sentimientos y saben llorar…”
(Banda Machos; Los machos también lloran)
Hace poco me disponía a escribir sobre un tema aterrante,
algo de Foucault y las afirmaciones que realiza entorno a la justicia, las
formas de dominación desde la cárcel y el poder. Para eso tenía que armar una contradicción
un poco pompeyana sobre la visión estructural de dominación. Y tenía ya todo el
plan de cómo empezarlo y también de qué forma terminaría, en que el sistema
judicial y más el mexicano (occidental) generan, en la prisión, a delincuentes,
que al entrar no lo son y son convertido en ellos por conveniencia del Estado.
Después dibuje (en mi conciencia) una flecha que enlaza la
justicia-Estado, al momento relacione un conflicto entre el viejonuevo macho
patriarcal y el nuevo feminismo de defensa, un conflicto que anda abarrotando
las paredes de Oaxaca México. Y me dedique a leer tanto la réplica (o mejor dicho
respuesta) de los actores en discordia, que al final no quieren ser metidos en
el problema y salirse del enrollo y la posición de lxs que defienden e
iniciaron con la campaña.
Después de hacer un dibujo, bastante abrumador del caso (un
dibujo al estilo principito, elefante y sombrero) recordé algunas situaciones
en las que me interpolaba hace unos meses, entre ser un “macho de izquierda” o
solamente un “macho”. Y me dije o me excuse de ser nada más “macho” justificando
en que todxs llevamos un macho dentro. Ya con el tiempo y un ganchito, preferí de
dejar esa posición absurda y decir: o somos clase o no somos nada. (Pase por
ese momento penoso porque en mi condición encontraba por situaciones frágiles y
de tensión con algunos individuos que no valen la pena mencionar, en la
querella de dominarme como “macho”)
Dicho lo anterior, la respuesta es clara y un poco ingenuo: o
somos o no somos. Y leyendo ese altercado concluyo en que los machos “cuando
pierden” tienen una única vía de justificación “también lloran” sermoneando la
justificación de cuando se encuentran en un empoderamiento de las mujeres, el
estadío no supremo, pero sí de “liberación femenina”. Es claramente la
anotación de lo que dice Eduardo Galeano: “Hay
criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era mía’, así no más,
como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de
propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero
ninguno, ninguno, ni el más macho de los supermachos tiene la valentía de
confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la
violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”.
Somos
o no somos, en la sabiendas (porque son o somos o seremos: revolucionarixs,
anarquistas, antisistema, anticapitalistas, antiEstado, progresistas,etc, etc.)
de que la “justicia” es capitalista (es macha y sabe llorar) y que se justifica
por la propiedad privada, entonces somos o no somos. En la réplica, se usa la
palabra, tal vez no de esa misma forma pero ahí está el meollo, de “justicia,
privada, derecho, jurídico (Estado)” entonces somos o no somos.
Para
mí en lo personal, queda esa posición: Somos o no somos (porque muy adentro de
mi siento que no jugamos a las canicas, ni mucho menos estamos jugando, si no
se trata de construir una manera ingeniosa de otro mundo, otra concepción) Así
que al final veremos que “los machos también lloran”.
“…El anarquismo es la única filosofía que aporta al hombre la
conciencia de sí mismo, que sostiene que dios, el Estado y la sociedad son
inexistentes, que sus promesas son nulas y sin valor, ya que sólo pueden
cumplirse a través de la subordinación del hombre…” (Emma Goldman)
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