¿Qué diferencia hay entre el caciquismo en EL SNTE y las luchas LA CNTE?

1. A raíz de que Enrique Peña Nieto asumió la Presidencia de la República y que Esther Gordillo fue reelecta como cacique del SNTE, en la TV y la radio nacional ha reaparecido –cada 10 minutos- la intensa propaganda del SNTE para desprestigiar a la CNTE. Tratan de demostrar que el SNTE es muy honesto y está siempre preocupado por la educación y que la CNTE sólo se dedica a la agitación política. En defensa del millón y medio de trabajadores de la educación busco responder a esa calumnia con el mismo esquema:
2. El SNTE es el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación que desde 1943 ha estado incondicionalmente al servicio del gobierno, de los empresarios y de los medios de información por obra de sus líderes (calificados como espurios o charros) El SNTE tiene una afiliación de millón y medio de trabajadores, recibe 200 millones de pesos en cuota mensual, además el gobierno y el PRI le otorga diputaciones, senadurías y gubernaturas, como pago de su incondicionalidad.
3. La CNTE es la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación que desde 1979 ha luchado por la democracia y la independencia de su sindicato respecto a los distintos gobiernos y autoridades de la SEP (Secretaría de Educación Pública) La CNTE no recibe centavo alguno; son los 300 mil maestros del sindicato, que luchan junta a la CNTE, los que colaboran directamente con sus gastos. En vez de diputaciones, la CNTE recibe represión en su trabajo y en los movimientos de protesta.
4. El SNTE está “preocupado” por la educación nacional, pero en función de sus intereses sindicales. Quiere que los profesores, los directores, los inspectores, los directores de Educación cumplan con su tarea, pero bajo su mando y del gobierno en turno. La educación para el SNTE debe ser obediente, disciplinada, ordenada, pero bajo el servicio del poder. No le importan contenidos de planes, programas, asignaturas; lo que le importa es que haya paz, que los profesores no critiquen, que no piensen, no se organicen.
5. La CNTE lucha por una preocupación real: quiere que los contenidos educativos respondan a las condiciones reales de miseria y pobreza del país. Educa a sus seguidores a ser verdaderos educadores, a cumplir con sus tareas pero con un espíritu reflexivo, crítico, de investigación para que los estudiantes crezcan sabiendo cuales son las condiciones económicas, política, sociales en que vive el país. Saben los de la CNTE que la miseria del pueblo afecta directamente la educación por eso lucha junto a la población.
6. El SNTE ha sido dirigido por los gobiernos del PRI usando a sus caciques y secretarios generales. Ha tenido tres cacicazgos notables (Jesús Robles Martínez hasta 1972, Carlos Jonguitud Barrios hasta 1989 y Esther Gordillo Morales que lleva 23 años) Han contado con decenas de miles de comisionados a tareas político-sindicales (sin trabajo de docencia). Desde 1943 los líderes del SNTE sirven al PRI y éste le paga con apoyos de cargos políticos y monetarios, sobre todo en el control de asambleas sindicales.
7. La CNTE –por su propio nombre- nunca ha tenido presidentes o directivos porque cree fielmente en la coordinación horizontal e igualitaria. Se organiza por comisiones electas y revocables en asambleas. Tienen mayor presencia las secciones y fuerzas consolidadas con la CNTE: Oaxaca, Michoacán, Guerrero, IX del DF, Chiapas, Zacatecas, Morelos, Tlaxcala, Puebla y fuertes oposiciones en 10 estados. Todas las acciones y declaraciones son acuerdos de asamblea, donde hay polémicas combativas y consensos.
8. En conclusión: es obvio que el SNTE representa el poder del Estado y es fuerte por el apoyo gubernamental, por los 200 millones que recibe al mes, por sus 10 mil comisionados y por esa inmensa mayoría silenciosa de maestros aún controlados por la ideología capitalista. La CNTE no ha dejado de ser una fuerte oposición preocupada por transformar la educación en beneficio del pueblo. La CNTE todavía tendrá que luchar muchos años más porque el enemigo sigue siendo fuerte y sabe penetrar con su funesta ideología.
Pedro Echeverria