29.9.13

Regresemos al origen de la sociedad humana, volvamos a empezar




1er CONGRESO ESTATAL DE LA CENTRAL DE ORGANIZACIONES CAMPESINAS Y POPULARES (COCYP) EN MICHOACÁN. 28 de septiembre de 2013.
COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS:
REGRESEMOS AL ORIGEN DE LA SOCIEDAD HUMANA, VOLVAMOS A EMPEZAR.
La convivencia de más de sesenta grupos indígenas y mestizos en el territorio de la República Mexicana, bajo la misma Constitución, la misma Bandera e Himno Nacional, une el destino de todos para alcanzar objetivos comunes de  amor, paz, armonía, desarrollo, progreso y bienestar con justicia y dignidad.
México es un territorio pluriétnico, un Estado Nación donde convivimos muchas naciones originarias, cada una con su lengua materna, su cultura, sus tradiciones, su territorio, sus formas de gobierno y su historia. Que ahora son la historia,  cultura y cosmogonía de todos
Sin embargo, México como Estado Nación no termina de aceptarse así mismo, no ha logrado reconocerse en la unidad nacional territorial alcanzada, con la integridad plurinacional que nos identifica. Tenemos un país, que en sus limitaciones de aceptación genera las diferencias para desconocerse así mismo, diferencias que se convierten en debilidades nacionales, mismas que son aprovechadas por otros gobiernos y empresas abusivas, rapaces, que socaban nuestro sistema constitucional, los derechos de los mexicanos y nuestra soberanía territorial y política.
La ausencia de un Proyecto Nacional autentico, incluyente, progresista y democrático, favorece la desigualdad y confrontación interna, desde la independencia en 1821. Desigualdad alimentada por grupos de poder ambiciosos por mantener el control territorial, político y económico, que han llevado a nuestra población a una confrontación de siglos. Son grupos conservadores que favorecen la existencia de un México subdesarrollado, desigual y dependiente, sometido a intereses extranjeros.
Estos grupos conservadores, amparados en los poderes político y económico de las empresas nacionales y extranjeras, se esmeran en convencer a la población por cualquier medio, de la necesidad de aplicar nuevas reformas jurídicas estructurales (laboral, judicial, de salud, educativa, fiscal, energética, de derechos humanos, etc.), con la mentira de que éstas serán de mucho beneficio para todas y todos, y que éstas reformas generarán los empleos, el ingreso y bienestar social que demanda la población.
Hace 23 años, los mismos políticos y empresarios impulsaron las primeras reformas estructurales en el país, argumentando lo mismo que hoy; que las reformas harían que los mexicanos dejáramos de ser tercermundistas, para ser parte de las economías más avanzadas y tener los privilegios del primer mundo, que todos tendríamos empleo, que los productores rurales tendríamos a nuestra disposición el mercado de consumo más grande del mundo, y que México iniciaría una etapa de desarrollo y crecimiento sostenido ….,  entre otras promesas.
Con base en esas promesas, se modificaron varios artículos sustantivos de la Constitución, que favorecieron la implantación de diversas reformas estructurales en la Constitución, con las cuales se inició el desmantelamiento del sistema de empresas nacionales del Estado Mexicano (más de 1500 empresas fueron rematadas a bajo precio a empresarios privados, nacionales y extranjeros, entre ellas: Todos los bancos del país, Altos Hornos de México, SA (AHMSA); Teléfonos de México (TELMEX); Bodegas Rurales Conasupo (BORUCONSA); (Teléfonos de México(TELMEX); Fertilizantes Mexicanos (FERTIMEX); Almacenes Nacionales de Deposito (ANDSA). También se impuso el desmantelamiento de la propiedad social de ejidos y comunidades rurales y su entrada al régimen privado; etc.
La aplicación de estas reformas neoliberales, debilitó y prácticamente destruyó la planta productiva nacional, primaria y secundaria. Con estas reformas, se entregó a empresas trasnacionales el control de más del 60% del mercado de las tiendas de autoservicio, el control del mercado de importación y exportación y prácticamente el control del 100% de los servicios financieros del país.
Con la nueva plataforma constitucional, el Gobierno Federal firmó Tratados de Libre Comercio con 45 países, que comprometen el mercado interno, nuestra economía, la autonomía y Soberanía de la Nación, abrieron el mercado de tierras y facilitaron el control territorial por mineras extranjeras sobre amplios yacimientos de minerales preciosos, así como mantos acuíferos superficiales y profundos de agua dulce, entre otras consecuencias negativas de la primera generación de reformas estructurales aprobadas por el Congreso de la Unión en 1992.
23 años después, las principales actividades estratégicas de la economía, el mercado, la industria, los bancos, la importación y exportación de mercancías en México, está dominada y determinada por el interés de grandes monopolios nacionales y extranjeros. El 60% de la población está en la miseria. Tenemos 5 millones de desempleados. Se ha expulsado del País 12 millones de mujeres y hombres en busca de empleo a otras naciones. Los salarios han perdido el 70% de su capacidad adquisitiva. Se disminuyó 45% la producción nacional de alimentos que consumimos, entre otras.
Ahora, la alimentación de la población se encuentra en manos de monopolios privados, ellos controlan buena parte de las cadenas productivas del campo, la exportación e importación de alimentos y la distribución de los mismos a través de su sistema de supermercados y  tiendas de conveniencia.
Los políticos conservadores señalan que entregando el país y sus recursos a los extranjeros, los mexicanos tendremos una vida mejor, por eso preparan y aceleran acuerdos entre partidos afines, para realizar nuevos cambios legislativos a la Constitución. Quieren entregar el País, su riqueza y su población a empresarios, por ello, eliminan del marco jurídico derechos laborales, territoriales, sociales, culturales, educativos, económicos y políticos. 
¿Qué hacer ante el estado de cosas que tenemos en el país?, cuando ya con la primera reforma de 1992 impusieron una cultura de convivencia determinada por los mercados de competencia, donde el individualismo domina el comportamiento de la sociedad, donde la competencia por ejercer cualquier derecho nos divide y confronta?, ¿cuándo en nuestras células familiares se reciente la división familiar, donde ya se manifiesta entre los miembros de la familia, la competencia, la desconfianza, la deslealtad, la falta de solidaridad, de cooperación y de amor?.
¿Qué hacer frente a un sistema económico, político, social y cultural que nos despoja de derechos humanos universales, que nos despoja de identidad humana, que nos impone culturas de violencia, abuso, corrupción, injusticia y odio?
¿Qué hacer para detener la ruta al suicidio, al que nos conduce este modelo depredador?, ¿que hacer cuando a pesar de los llamados desesperados de la población que, inquieta, nos manifestamos por detener la depredación del planeta, que enfrentamos la ofensiva de los megaproyectos privados, que contaminan la tierra, el agua y el aire, que queremos detener el avance de la desertización de los territorios, y con ello, el avance del cambio climático en el mundo, nadie responde?, ¿que hacer cuando a quien pedimos resuelva, es quien promueve la explotación, el saqueo, la injusticia, la corrupción, …. etc, de la que nos quejamos?   
PROPUESTA. Regresemos al origen de la sociedad, volvamos a empezar.
Regresar al origen, significa volver a empezar. Significa iniciar la construcción de un nuevo modelo de desarrollo social, económico, político y cultural que tenga como objetivos: Alcanzar el bienestar social de la comunidad y el buen vivir de toda la población.
Queremos un modelo de desarrollo que forme cultura en la práctica cotidiana, un modelo con valores y principios de convivencia, en el amor, la honestidad, la lealtad, la solidaridad, la responsabilidad y la cooperación. Un sistema social de convivencia armónica con el medio ambiente, la tierra, el agua, el aire, el sol. Un modelo sustentable, donde convivamos con nuestros hermanos los animales y vegetales, de los cuales dependemos para nuestra alimentación. Un modelo de desarrollo, que se sustente en el aprovechamiento racional y sustentable de los recursos naturales, minerales y las capacidades humanas. Donde los avances técnicos y científicos se pongan al servicio de la paz y el bienestar de los individuos, y no al revés.
Por ello, si el modelo depredador, abusivo, individualista, injusto, corrupto y excluyente nos conduce al fracaso como sociedades humanas y no es el que queremos ¿por qué seguimos caminando con él?, ¿por qué lo seguimos cargando y alimentando?,  ¿por qué le seguimos obedeciendo? Regresemos todos al origen
¿De quien depende detener este proceso aniquilador de la vida humana, vegetal, animal y del planeta? De todos nosotros, entonces porque no nos damos la oportunidad de compartir esta propuesta con otros hermanos y acordar con ellos en la comunidad, el ejido, la colonia, el barrio, la unidad habitacional, la necesidad de regresar al origen y volver a empezar.
¿Cuál es el riesgo de regresar al origen y comenzar de nuevo?, cuando ya sabemos que el actual modelo económico depredador conduce a la humanidad al suicidio. Los científicos nos informan del avance del cambio climático, del calentamiento de la tierra, que son fenómenos producto de la depredación continua que impulsan las empresas privadas y la cultura comercial depredadora y de violencia que permea en nuestras propias vidas.
Hace tres mil años en este territorio de Mesoamérica existió el gran Señor Quetzalcóatl y su filosofía de amor, libertad, justicia, equidad, cooperación y bienestar, aún se practica en nuestros pueblos originarios esta filosofía, donde se cuidan el territorio, los recursos naturales y minerales que en el existen. Donde resisten a la privatización y entrega de sus territorios, donde hay resistencia a las reformas estructurales neoliberales. Hoy estamos convencidos que cada mexicano traemos un Quetzalcóatl en nuestro corazón, traemos la esencia de un hombre libre, amoroso, constructivo, dispuesto a luchar e iniciar nuevamente, cada vez que es necesario defender nuestros derechos o construir nuestro futuro.
No sigamos pidiendo a los señores del gran capital que nos perdonen, o sean benévolos con nosotros, porque estos señores obedecen las reglas del gran capital, del dinero, qué no es humano, no tiene sentimientos, ni valores, ni principios. El dinero no tiene país, ni bandera, ni himno nacional. Domina las voluntades humanas y las confronta, buscando siempre un ganador y un perdedor.
La población rural y urbana de México tenemos la fuerza suficiente para tomar la decisión de nuestro presente. En nuestras manos está la decisión del presente y futuro que queremos para todos. En cada territorio Indígena, campesino o urbano, debe tomarse la decisión. Debe resolverse si continúan en la ruta al suicidio con el modelo neoliberal, o toman el acuerdo de regresar al origen, para empezar de nuevo como sociedades humanas, el desarrollo en comunidad.
Cada pueblo habrá de resolver si se mantiene en la ruta del modelo depredador individualista, o determina caminar en sentido contrario, para construir el nuevo modelo social, donde el amor, la honestidad, la lealtad, la justicia, la equidad, la solidaridad, la contribución y la contribución comunitaria permitan edificar una sociedad integra, autentica, con principios y valores éticos.
La decisión firme de nuestras asambleas deberá ser consciente y contundente. El  acuerdo debe estar orientado a construir los territorios libres de corrupción, injusticia, violencia, contaminación, saqueo de recursos, depredación ambiental y explotación humana.
Nuestra decisión deben garantizar el ejercicio pleno de los derechos básicos y fundamentales de la población; a la vida, la alimentación, la salud, la educación, la cultura, el deporte, la recreación, la vivienda y la infraestructura básica que aseguren el bienestar social y el buen vivir de todos en comunidad.
Compañeras y compañeros, las mujeres y hombres libres de México si tenemos Proyecto de Nación, y éste se fundamenta en nuestro sentir de patriotas y en la unidad más profunda en nuestras raíces y aspiraciones de progreso y bienestar, en convivencia con la biodiversidad y el medio ambiente que nos generan condiciones de vida.
Hoy tenemos el propósito, de que éste 1er Congreso Estatal de la COCYP en Michoacán, nos permita construir fuertes cimientos de una gran organización representativa del pueblo, que genere, seguridad, confianza, certidumbre. Que provoque la iniciativa comunitaria, constructiva, que garantice condiciones de bienestar para todos. Encontrar las alternativas, formas y métodos para llevar a nuestros pueblos al nuevo modelo de Bienestar social y Buen Vivir, esa es hoy nuestra tarea.
Bienvenidos todas y todos
¡Viva el 1er Congreso Estatal de la COCYP en Michoacán¡
¡Viva la COCYP¡

ATENTAMENTE
CENTRAL DE ORGANIZACIONES CAMPESINAS Y POPULARES (COCYP)

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