1er CONGRESO ESTATAL DE LA CENTRAL DE
ORGANIZACIONES CAMPESINAS Y POPULARES (COCYP) EN MICHOACÁN. 28 de septiembre de
2013.
COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS:
REGRESEMOS AL ORIGEN DE
LA SOCIEDAD HUMANA, VOLVAMOS A EMPEZAR.
La convivencia de más de sesenta grupos indígenas y mestizos en
el territorio de la República Mexicana, bajo la misma Constitución, la misma Bandera
e Himno Nacional, une el destino de todos para alcanzar objetivos comunes
de amor, paz, armonía, desarrollo, progreso
y bienestar con justicia y dignidad.
México es un territorio pluriétnico, un Estado Nación donde
convivimos muchas naciones originarias, cada una con su lengua materna, su
cultura, sus tradiciones, su territorio, sus formas de gobierno y su historia.
Que ahora son la historia, cultura y cosmogonía
de todos
Sin embargo, México como Estado Nación no termina de
aceptarse así mismo, no ha logrado reconocerse en la unidad nacional territorial
alcanzada, con la integridad plurinacional que nos identifica. Tenemos un país,
que en sus limitaciones de aceptación genera las diferencias para desconocerse
así mismo, diferencias que se convierten en debilidades nacionales, mismas que
son aprovechadas por otros gobiernos y empresas abusivas, rapaces, que socaban
nuestro sistema constitucional, los derechos de los mexicanos y nuestra
soberanía territorial y política.
La ausencia de un Proyecto Nacional autentico, incluyente,
progresista y democrático, favorece la desigualdad y confrontación interna,
desde la independencia en 1821. Desigualdad alimentada por grupos de poder
ambiciosos por mantener el control territorial, político y económico, que han
llevado a nuestra población a una confrontación de siglos. Son grupos conservadores
que favorecen la existencia de un México subdesarrollado, desigual y dependiente,
sometido a intereses extranjeros.
Estos grupos conservadores, amparados en los poderes político
y económico de las empresas nacionales y extranjeras, se esmeran en convencer a
la población por cualquier medio, de la necesidad de aplicar nuevas reformas jurídicas
estructurales (laboral, judicial, de salud, educativa, fiscal, energética, de
derechos humanos, etc.), con la mentira de que éstas serán de mucho beneficio
para todas y todos, y que éstas reformas generarán los empleos, el ingreso y
bienestar social que demanda la población.
Hace 23 años, los mismos políticos y empresarios impulsaron
las primeras reformas estructurales en el país, argumentando lo mismo que hoy; que
las reformas harían que los mexicanos dejáramos de ser tercermundistas, para
ser parte de las economías más avanzadas y tener los privilegios del primer
mundo, que todos tendríamos empleo, que los productores rurales tendríamos a
nuestra disposición el mercado de consumo más grande del mundo, y que México
iniciaría una etapa de desarrollo y crecimiento sostenido …., entre otras promesas.
Con base en esas promesas, se modificaron varios artículos
sustantivos de la Constitución, que favorecieron la implantación de diversas
reformas estructurales en la Constitución, con las cuales se inició el
desmantelamiento del sistema de empresas nacionales del Estado Mexicano (más de
1500 empresas fueron rematadas a bajo precio a empresarios privados, nacionales
y extranjeros, entre ellas: Todos los bancos del país, Altos Hornos de México, SA
(AHMSA); Teléfonos de México (TELMEX); Bodegas Rurales Conasupo (BORUCONSA); (Teléfonos
de México(TELMEX); Fertilizantes Mexicanos (FERTIMEX); Almacenes Nacionales de
Deposito (ANDSA). También se impuso el desmantelamiento de la propiedad social de
ejidos y comunidades rurales y su entrada al régimen privado; etc.
La aplicación de estas reformas neoliberales, debilitó y
prácticamente destruyó la planta productiva nacional, primaria y secundaria.
Con estas reformas, se entregó a empresas trasnacionales el control de más del
60% del mercado de las tiendas de autoservicio, el control del mercado de
importación y exportación y prácticamente el control del 100% de los servicios
financieros del país.
Con la nueva plataforma constitucional, el Gobierno Federal
firmó Tratados de Libre Comercio con 45 países, que comprometen el mercado
interno, nuestra economía, la autonomía y Soberanía de la Nación, abrieron el
mercado de tierras y facilitaron el control territorial por mineras extranjeras
sobre amplios yacimientos de minerales preciosos, así como mantos acuíferos
superficiales y profundos de agua dulce, entre otras consecuencias negativas de
la primera generación de reformas estructurales aprobadas por el Congreso de la
Unión en 1992.
23 años después, las principales actividades estratégicas de la
economía, el mercado, la industria, los bancos, la importación y exportación de
mercancías en México, está dominada y determinada por el interés de grandes
monopolios nacionales y extranjeros. El 60% de la población está en la miseria.
Tenemos 5 millones de desempleados. Se ha expulsado del País 12 millones de
mujeres y hombres en busca de empleo a otras naciones. Los salarios han perdido
el 70% de su capacidad adquisitiva. Se disminuyó 45% la producción nacional de
alimentos que consumimos, entre otras.
Ahora, la alimentación de la población se encuentra en manos
de monopolios privados, ellos controlan buena parte de las cadenas productivas
del campo, la exportación e importación de alimentos y la distribución de los
mismos a través de su sistema de supermercados y tiendas de conveniencia.
Los políticos conservadores señalan que entregando el país y
sus recursos a los extranjeros, los mexicanos tendremos una vida mejor, por eso
preparan y aceleran acuerdos entre partidos afines, para realizar nuevos
cambios legislativos a la Constitución. Quieren entregar el País, su riqueza y
su población a empresarios, por ello, eliminan del marco jurídico derechos
laborales, territoriales, sociales, culturales, educativos, económicos y
políticos.
¿Qué hacer ante el estado de cosas que tenemos en el país?,
cuando ya con la primera reforma de 1992 impusieron una cultura de convivencia
determinada por los mercados de competencia, donde el individualismo domina el
comportamiento de la sociedad, donde la competencia por ejercer cualquier
derecho nos divide y confronta?, ¿cuándo en nuestras células familiares se reciente
la división familiar, donde ya se manifiesta entre los miembros de la familia,
la competencia, la desconfianza, la deslealtad, la falta de solidaridad, de cooperación
y de amor?.
¿Qué hacer frente a un sistema económico, político, social y
cultural que nos despoja de derechos humanos universales, que nos despoja de
identidad humana, que nos impone culturas de violencia, abuso, corrupción,
injusticia y odio?
¿Qué hacer para detener la ruta al suicidio, al que nos
conduce este modelo depredador?, ¿que hacer cuando a pesar de los llamados desesperados
de la población que, inquieta, nos manifestamos por detener la depredación del planeta,
que enfrentamos la ofensiva de los megaproyectos privados, que contaminan la
tierra, el agua y el aire, que queremos detener el avance de la desertización
de los territorios, y con ello, el avance del cambio climático en el mundo,
nadie responde?, ¿que hacer cuando a quien pedimos resuelva, es quien promueve
la explotación, el saqueo, la injusticia, la corrupción, …. etc, de la que nos
quejamos?
PROPUESTA. Regresemos
al origen de la sociedad, volvamos a empezar.
Regresar al origen, significa volver a empezar. Significa iniciar
la construcción de un nuevo modelo de desarrollo social, económico, político y
cultural que tenga como objetivos: Alcanzar el bienestar social de la comunidad
y el buen vivir de toda la población.
Queremos un modelo de desarrollo que forme cultura en la
práctica cotidiana, un modelo con valores y principios de convivencia, en el
amor, la honestidad, la lealtad, la solidaridad, la responsabilidad y la
cooperación. Un sistema social de convivencia armónica con el medio ambiente,
la tierra, el agua, el aire, el sol. Un modelo sustentable, donde convivamos
con nuestros hermanos los animales y vegetales, de los cuales dependemos para
nuestra alimentación. Un modelo de desarrollo, que se sustente en el aprovechamiento
racional y sustentable de los recursos naturales, minerales y las capacidades
humanas. Donde los avances técnicos y científicos se pongan al servicio de la paz
y el bienestar de los individuos, y no al revés.
Por ello, si el modelo depredador, abusivo, individualista,
injusto, corrupto y excluyente nos conduce al fracaso como sociedades humanas y
no es el que queremos ¿por qué seguimos caminando con él?, ¿por qué lo seguimos
cargando y alimentando?, ¿por qué le
seguimos obedeciendo? Regresemos todos al origen
¿De quien depende detener este proceso aniquilador de la vida
humana, vegetal, animal y del planeta? De todos nosotros, entonces porque no
nos damos la oportunidad de compartir esta propuesta con otros hermanos y
acordar con ellos en la comunidad, el ejido, la colonia, el barrio, la unidad
habitacional, la necesidad de regresar al origen y volver a empezar.
¿Cuál es el riesgo de regresar al origen y comenzar de nuevo?,
cuando ya sabemos que el actual modelo económico depredador conduce a la
humanidad al suicidio. Los científicos nos informan del avance del cambio
climático, del calentamiento de la tierra, que son fenómenos producto de la
depredación continua que impulsan las empresas privadas y la cultura comercial depredadora
y de violencia que permea en nuestras propias vidas.
Hace tres mil años en este territorio de Mesoamérica existió el
gran Señor Quetzalcóatl y su filosofía de amor, libertad, justicia, equidad,
cooperación y bienestar, aún se practica en nuestros pueblos originarios esta
filosofía, donde se cuidan el territorio, los recursos naturales y minerales
que en el existen. Donde resisten a la privatización y entrega de sus
territorios, donde hay resistencia a las reformas estructurales neoliberales.
Hoy estamos convencidos que cada mexicano traemos un Quetzalcóatl en nuestro
corazón, traemos la esencia de un hombre libre, amoroso, constructivo,
dispuesto a luchar e iniciar nuevamente, cada vez que es necesario defender
nuestros derechos o construir nuestro futuro.
No sigamos pidiendo a los señores del gran capital que nos
perdonen, o sean benévolos con nosotros, porque estos señores obedecen las reglas
del gran capital, del dinero, qué no es humano, no tiene sentimientos, ni
valores, ni principios. El dinero no tiene país, ni bandera, ni himno nacional.
Domina las voluntades humanas y las confronta, buscando siempre un ganador y un
perdedor.
La población rural y urbana de México tenemos la fuerza
suficiente para tomar la decisión de nuestro presente. En nuestras manos está la
decisión del presente y futuro que queremos para todos. En cada territorio Indígena,
campesino o urbano, debe tomarse la decisión. Debe resolverse si continúan en la
ruta al suicidio con el modelo neoliberal, o toman el acuerdo de regresar al
origen, para empezar de nuevo como sociedades humanas, el desarrollo en
comunidad.
Cada pueblo habrá de resolver si se mantiene en la ruta del
modelo depredador individualista, o determina caminar en sentido contrario,
para construir el nuevo modelo social, donde el amor, la honestidad, la
lealtad, la justicia, la equidad, la solidaridad, la contribución y la
contribución comunitaria permitan edificar una sociedad integra, autentica, con
principios y valores éticos.
La decisión firme de nuestras asambleas deberá ser consciente
y contundente. El acuerdo debe estar
orientado a construir los territorios libres de corrupción, injusticia,
violencia, contaminación, saqueo de recursos, depredación ambiental y
explotación humana.
Nuestra decisión deben garantizar el ejercicio pleno de los
derechos básicos y fundamentales de la población; a la vida, la alimentación,
la salud, la educación, la cultura, el deporte, la recreación, la vivienda y la
infraestructura básica que aseguren el bienestar social y el buen vivir de
todos en comunidad.
Compañeras y compañeros, las mujeres y hombres libres de
México si tenemos Proyecto de Nación, y éste se fundamenta en nuestro sentir de
patriotas y en la unidad más profunda en nuestras raíces y aspiraciones de
progreso y bienestar, en convivencia con la biodiversidad y el medio ambiente
que nos generan condiciones de vida.
Hoy tenemos el propósito, de que éste 1er Congreso Estatal de
la COCYP en Michoacán, nos permita construir fuertes cimientos de una gran
organización representativa del pueblo, que genere, seguridad, confianza,
certidumbre. Que provoque la iniciativa comunitaria, constructiva, que garantice
condiciones de bienestar para todos. Encontrar las alternativas, formas y
métodos para llevar a nuestros pueblos al nuevo modelo de Bienestar social y
Buen Vivir, esa es hoy nuestra tarea.
Bienvenidos todas y todos
¡Viva el 1er Congreso Estatal de la
COCYP en Michoacán¡
¡Viva la COCYP¡
ATENTAMENTE
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